El Digital de Madrid, 15-agosto-2009

Dos genios de copas

Renée Descartes (1596-1650), el hombre del “Pienso, luego existo", ideó una guía de instrucciones, el Método, para interpretar la realidad a la luz de la razón. Blaise Pascal (1623-1662) fue el Mozart de las matemáticas: con 16 años ya había escrito dos tratados de geometría y, entre sus muchos afanes, proyectó el cálculo mecánico, la viga maestra de las actuales computadoras. Descartes murió en Suecia, adonde fue reclamado para dar clases a la reina Cristina. Dicen que un catarro brutal se lo llevó a la tumba. Pascal sólo tenía 39 años cuando falleció en París entre terribles dolores de estómago y de cabeza, el remate a una mala salud que arrastró toda su vida. “Que Dios nunca me abandone", dicen que fueron sus últimas palabras.

El 24 de septiembre de 1647, Descartes y Pascal mantuvieron un encuentro en el convento parisino de los Mínimos y hablaron durante horas. No quedó ninguna crónica de aquello. Tampoco hicieron jamás mención alguna a aquella reunión sus dos protagonistas; las dos inteligencias del siglo, a las que sólo les faltó la compañía de Isaac Newton. Pero el descubridor de la gravitación universal no tenía más de cuatro añitos por aquel entonces. Imposible unirlo, pues, a aquella suprema entrevista que el dramaturgo francés Jean-Claude Brisville convirtió en obra de teatro.

Brisville siguió para El encuentro entre Descartes y Pascal Joven el mismo esquema con el que concibió La cena, exitosa función en la que confrontó a dos estrategas políticos del siglo XIX, Tayllerand y Fouché. En ésta prácticamente se tuvo que inventar tal conversación, en la que los dos personajes históricos, con monstruosa frialdad, se reparten el poder tras la desaparición de Napoleón. Para El encuentro, en cambio, tenía la referencia auténtica de aquel diálogo de 1647 y los abundantes testimonios vitales que existen de aquellas dos mentes privilegiadas. Los actores han hecho el resto. En el caso de esta versión española, todo un gigante de nuestra escena, Josep María Flotats, que ya hizo de Talleyrand en La cena –Carmelo Gómez le dio la réplica como Fouché– hace cinco temporadas, se ha ocupado de la dirección y de la interpretación de Descartes.
En la función quedarán retratadas la dialética entre dos sabios; dos formas de ver el mundo y a la humanidad: el más viejo, con mayor indulgencia y distanciamiento; el más joven, con obstinación y angustia. “La admiración que ambos sienten el uno por el otro no oculta su radical oposición de ideas y de formas de vivir”, dice Flotats en el texto de presentación de la obra. Y añade: “Descartes, heredero de la sabiduría del humanismo, es un personaje racionalista que ama la vida en sus menores detalles y aprovecha todas las oportunidades que ofrece: desde la comida al sexo; Pascal, en cambio, encarna la figura del joven atormentado que sólo vive por y para sus ideas".

En la intimidad
Albert Triola encarna al joven Pascal en la representación, cuyo espacio escénicos y cuyos figurines también son obra de Flotats. Con la mínima utilería en el escenario, apenas un mesón de madera y unas copas de vino, y una cuidada iluminación, que invita al duelo de palabras y a la confidencia con un ligero toque “epicúreo”, en palabras de Flotats; la obra es una delicia para los degustadores de los buenos diálogos teatrales, esos que hacen pensar y sentir. Y así ha quedado de manifiesto en la magnífica acogida que ha tenido la obra desde su estreno el pasado 22 de enero en el Teatro Español de la capital.


Obra: El encuentro de Descartes con Pascal Joven, de Jean-Claude Brisville. Josep María Flotats y Albert Triola.
Hora y lugar: De miércoles a sábado 20.30 h. Domingo, 19.30 h.
Teatro: Infanta Isabel

El Mundo, 13-Agosto-2009


Flotats: 'Los actores somos los vampiros del autor'

  • Abre la temporada teatral con 'El encuentro entre Descartes y Pascal joven'
  • La obra de Brisville recrea la conversación entre los dos pensadores

Agosto no ha llegado a la mitad, pero la temporada teatral comienza ya. Convencido de que "Madrid tiene que tener teatro de texto todo el año", Josep Maria Flotats levanta el telón escénico hoy con el reestreno de 'El encuentro de Descartes con Pascal joven' en el Teatro Infanta Isabel.

La función de esta noche supone el reencuentro del actor catalán y la obra de Jean Claude Brisville con el público madrileño tras su estreno a finales del mes de enero. Entonces Flotats, también director del montaje y al que acompaña en la escena Albert Triola, estuvo apenas un mes en el Teatro Español con el aforo lleno, lo que impidió a muchos aficionados al teatro que no pudieran ver el segundo trabajo del intérprete con el autor francés, tras 'La cena' de hace cuatro años.

"Es una 'delicatessen' para todos los paladares, todo el mundo encuentra placer"

Flotats espera atraer a esos espectadores ahora. Para hacerlo confía en la "actualidad y belleza del texto" que confronta al padre del cartesianismo con un joven apasionado, filósofo y matemático que había creado la asombrosa máquina aritmética.

El encuentro entre ambos existió, pero no se sabe de lo que hablaron "los dos más brillantes pensadores del siglo XVII". Fueron cinco horas de charla en un convento parisino sin testigos o notas conocidas que permitan alumbrar la conversación. Brisville ha recurrido a la correspondencia posterior que mantuvieron Pascal y Descartes con diferentes personajes para recrear el diálogo. En el caso del primero, el autor se ha fijado en las cartas dirigidas a sus padres, mientras que en el del segundo, la base es el correo que sostuvo con varias reinas europeas.

De los escritos de los dos nace un diálogo entre opuestos. Descartes es "el sabio que está al final de su vida, la experiencia y la razón por encima de todo". Pascal, al contrario, es "el joven reconocido, pero sin publicar aún, que está en plena crisis mística que le lleva a cambiar el catolicismo por el jansenismo". Pero a los que une la admiración de uno por el otro y las ganas de conocer lo que piensa su contertulio sobre muchos temas.

Así debaten sobre asuntos tan importantes y actuales como "la libertad de poder expresar lo que se piensa sin, como dice Descartes en la obra, tener que temblar o la separación entre Estado e Iglesia". Y todo, según Flotats, sin grandes abstracciones que obliguen a ser un erudito para seguir el texto de Brisville.

"Es una 'delicatessen' para todos los paladares, todo el mundo encuentra placer", remarca el actor. "Durante la gira que hemos hecho por España nos hemos encontrado con espectadores de niveles distintos que han disfrutado cada uno a su manera, desde el que conoce a la perfección a los dos pensadores y puede profundizar en lo que dicen hasta el que no tanto, pero disfruta con el humor, la ironía de las réplicas y la brillantez del lenguaje".

Unas características que Flotats compara con los programas que conoció en los pocos canales de televisión que había cuando marchó a Francia y que ahora echa de menos. "No había que ser un gran amante o entendido de la ópera, pero te encontrabas con un diálogo entre, por ejemplo, Vittorio de Sica y Maria Callas y te entusiasmaba". Como espera que ocurra con el encuentro entre Descartes y Pascal que comienza de nuevo en Madrid.

"Es un placer decir el texto, porque los actores somos un poquito los vampiros del autor, que necesitan alimentarse con un buen lenguaje, paladear las palabras", asegura Flotats sobre la obra y sus gustos por el buen teatro de texto. "Porque, como dice Brisville, para hablar como en el metro, ya está el metro, por lo que no es necesario ir a un teatro y pagar una entrada para escucharlo". Pero, claro, tanta belleza y delicadeza tiene el peligro de emborrachar a quien las prueba.

"A veces tenemos que controlarnos porque llegamos a pensar '¡qué bien hablo!, ¡qué bueno soy!, ¡qué inteligente!', cuando no es así. O que somos los auténticos autores, y no lo somos; tan sólo los intermediarios entre el autor y el público, una especie de sacerdote laico que celebra" una función.

Hola, 13-Agosto-2009


La filosofía inunda el teatro con 'El encuentro de Descartes con Pascal joven'

Tan solo se vieron una vez, los dos grandes genios y filósofos del siglo XVII, Descartes y Pascal mantuvieron un encuentro en Francia, sin embargo no existen escritos ni documentos que hayan dejado lugar de esa reunión. Ahora, otro genio, esta vez del teatro, el veterano actor Josep María Flotats ha llevado a las tablas el texto imaginario del dramaturgo francés Jean-Claude Brisville, quien imaginó la conversación de este histórico encuentro. Flotats está brillante en el papel de Descartes y no menos apoteósico está Albert Triola en el papel del joven y apasionado Pascal. La obra permanecerá en cartel hasta el 30 de agosto en el Teatro Infanta Isabel (C/Barquillo, 24).

El Mundo, ADN, 11-Agosto-2009

Junto a Albert Triola

Flotats vuelve a filosofar a Madrid con 'El encuentro de Descartes con Pascal joven'

  • La obra regresa a la capital tras una gira por toda España
  • Junto a Albert Triola, da vida a los grandes filósofos del XVII

Los dos filósofos más importantes del siglo XVII, Descartes y Pascal, se encontraron una sola vez, hace 360 años.

No quedaron pruebas testimoniales del encuentro, y el contenido de su conversación es todavía un misterio que ha servido como núcleo de la obra con la que Josep Maria Flotats vuelve a Madrid, en esta ocasión al Teatro Infanta Isabel.

Descartes y Pascal se encontraron el 24 de septiembre de 1647 en el convento parisino de Los Mínimos y hablaron durante horas sin dejar ningún texto como testigo imperecedero.

Esta laguna documental alentó al dramaturgo francés Jean-Claude Brisville, autor de 'La cena' (una entrevista entre Tayllerand y Fouchè), a imaginar el diálogo de los filósofos que tituló 'El encuentro de Descartes con Pascal joven'.

Flotats, que dirige e interpreta la obra junto a Albert Triola, ya estrenó la función en enero en el Teatro Español, con llenos diarios durante el mes que estuvo programada en ese coliseo público, y ahora, tras una gira por España, vuelve a Madrid, donde permanecerá varios meses en el Infanta Isabel.

El actor y director catalán ha definido 'El encuentro' como un "lied 'schubertiano', un pequeño recital de cello y viola", en el que un escenario decorado con "voluntad de desnudez", austeridad y sencillez "casi epicúrea", el protagonista absoluto es "el verbo".

El padre del 'Discurso del Método' es, en 1647, un racionalista de 51 años que ama la vida con pasión, y Pascal (que con 19 puso los cimientos de la primera máquina aritmética de calcular) tiene 24. El joven sólo vive para sus ideas y está inmerso en una profunda crisis mística, decidido a abandonar todos sus trabajos científicos a cambio de la salvación de su alma.

A Descartes, "un delicado pensador", "le subleva" esa obstinación del joven Pascal, atormentado por alcanzar lo absoluto. De la confrontación entre ambos nace "un concierto de cámara" de las ideas, expresadas en lenguaje actual, un diálogo que "no es para doctores en filosofía sino para todo el mundo" porque "fluye con agilidad y actualidad"


El País, 10-Agosto-2009


Flotats: "Es fascinante ver responder al público ante un texto inteligente"

El actor y director regresa con 'El encuentro entre Descartes y Pascal joven'

El encuentro de Descartes con Pascal joven, uno de los títulos mejor recibidos de la temporada 2008/2009, vuelve a representarse en Madrid (teatro Infanta Isabel) a partir del día 12.

"Es la consecuencia del gran éxito que tuvimos en el teatro Español, donde no pudimos programar más tiempo nuestra estancia, ya que los teatros públicos tienen cerrada su programación con mucho tiempo, pero mucha gente se quedó en la calle sin poder verlo", señala el director y actor Josep Maria Flotats, quien no menciona que el índice de ocupación que tuvieron alcanzó el 100%.

"Cuando se tiene el privilegio y la fortuna de que el público quiera vernos, nos debemos a él, finalmente es para quien trabajamos", apunta. El hecho es que este montaje, programado en origen en un teatro público, donde se estrenó el pasado mes de enero, ha sido rescatado en la misma ciudad por el teatro privado, algo realmente infrecuente y que la profesión reclama. No sólo con coproducciones o producciones privadas, sino también con los espectáculos que emanan de los presupuestos del erario público y que muchas veces hay que despedir para siempre cuando aún existen espectadores con ganas de verlo y posibilidades de explotación.

Para Flotats este espectáculo supone su segunda incursión en un texto de Jean-Claude Brisville (1922), un dramaturgo francés, reconocido como editor y cuyo teatro siempre tiene como base un fondo dramático ocupado por personajes de la historia, la literatura y el pensamiento. En los dos montajes que Flotats ha producido, dirigido y protagonizado de este autor, el argumento partía de encuentros y confrontaciones de los que históricamente no se sabía nada, aunque se produjeron.

Primero fueron Talleyrand y Fouché en La cena. Allí se desgranaba la relación del "vicio apoyado en el brazo del crimen". Ahora son Descartes y Pascal, los dos filósofos más importantes de su siglo. Se sabe que sólo estuvieron juntos una vez, pero nunca trascendió nada de aquel encuentro porque ambos guardaron un misterioso silencio que tres siglos después ha tratado de desvelar Brisville.

"Entre ambas obras el paralelismo es grande, se parte de un hecho real, que Brisville imagina y recrea maravillosamente", señala el actor quien aclara otros aspectos de estas obras. "En La cena hay un diálogo en primer grado en el que se trata del intercambio de cromos entre dos políticos para mantenerse en el poder. Un juego divertido, ácido, feroz, contundente y muy contemporáneo; mientras que en El encuentro..., aunque también hablan de política, Descartes y Pascal no quieren el poder, son dos intelectuales preocupados por su siglo y lo que pasaba en torno a la ética, la moral, la cultura, la Iglesia, los poderes, la monarquía, la reforma y contrarreforma. Es un texto austero, con un alto nivel de lenguaje, al tiempo que sencillo y entretenido; un diálogo que hace que la gente se identifique en diferentes momentos con uno y con otro; hay muchas posibles lecturas y además no está exento de humor, de hecho, las réplicas que hay entre ellos están plagadas de ironías e incluso socarronerías", comenta Flotats, quien tuvo como partenaire en La cena a Carmelo Gómez y ahora a Albert Triola. "Hace un Pascal magnífico y es un compañero excepcional", afirma.

El título de la obra provocó reticencias entre ciertos espectadores que viven el teatro como una fuente de diversión superficial. "Puede asustar a algunos espectadores. De hecho, yo esperaba que el montaje sería paladeado por un público minoritario, algo así como pasa con la música de cámara y la música sinfónica. Fui el primer sorprendido, no esperaba el éxito extraordinario que ha tenido; la gente que piensa que no va a entenderlo se equivoca".

Flotats no oculta que el interés suscitado le encanta. "En momentos de horas bajas uno tiende a pensar que la vulgaridad se está instalando por muchos ámbitos, que la tontería es aplaudida y está en su cima más alta, que el público se conforma con la baja calidad, pero de repente ver cómo los espectadores reaccionan así ante un texto inteligente de alto nivel es realmente satisfactorio", y añade: "Además hemos contado con un traductor que ha mantenido ese lenguaje culto, al tiempo que lo ha hecho magistralmente accesible a todos". Flotats se muestra encantado de que guste, interesa y cautive un teatro sin palabras soeces, sin destapes, ni músicas bailables.

A lo largo de su larga trayectoria Flotats ha trabajado para grandes teatros europeos y llegó a ser primer actor de la Comédie-Française en París. Pero tras su vuelta a España ha tratado de dar a conocer, tanto en el Teatro Poliorama como en el Teatro Nacional de Cataluña, que fundó, títulos poco o nada convencionales. Tras instalarse en Madrid la década pasada y montar aquí su propia productora ha seguido con la misma tónica y se ha arriesgado con obras difíciles, como París 1940 o estos dos textos de Brisville. Incluso se puede decir que el riesgo también existió con Arte, de Yasmina Reza, de la que no se sabía nada en España y que Flotats convirtió en uno de los acontecimientos teatrales más importantes de las últimas décadas.

"Dentro de mis planteamientos siempre está servir los textos que me entusiasman y me enamoran y que yo mismo querría ver encima de un escenario. Pongo en pie obras que considero de gran valor y no me pregunto si van a gustar o no. Por encima de eso está el placer y la libertad de comunicar los textos que me conmueven". El director añade que no quiere prescindir del placer de interpretarlos y comprobar si gustan o no: "Pero no hay intención de buscar originalidad ni acercarme a un teatro minoritario; únicamente pongo por delante que me gusten".

Después de convivir tanto tiempo dentro del pellejo de Descartes es inevitable preguntar cómo se lleva con él. "Si estuviera en el diván de mi psicoanalista, le confesaría que años atrás tenía algo de pascaliano. Me atraía esa actitud de que todo es blanco o negro, pero los años, además de arrugas, dan templanza y ahora soy más cartesiano, pero estoy contento porque el acercamiento es habiendo sido antes pascaliano... Todos hemos sido adolescentes".

El montaje es posible que permanezca algunos meses en cartel y que haya una nueva gira con él en 2010. En el horizonte Flotats tiene proyectos que no hay manera que comente. Lo que sí acaricia es la idea de montar la versión castellana de su espectáculo Stalin, basado en una novela del francés Marc Dugain. "Pero aún tiene que pasar un tiempo para olvidar la memoria y la mecanización en catalán para abordarlo en castellano".