El club, TV3, 18-Octubre-2007

Flotats: "Mai més se m'han abraonat"

L'actor Josep Maria Flotats torna als escenaris catalans representant l'obra de teatre "Stalin", on ell mateix encarna al dictador georgià.

Catalunya Ràdio, 18-Octubre-2007

Entrevista realizada el 18-10-07,con motivo del estreno de "Stalin",
en "On vols anar a parar".Catalunya Ràdio.


El Periódico, 17-Octubre-2007

Disfrutando de la vida sin prisas

De nuevo es viernes. Las semanas pasan volando. ¿Por qué la vida se acelera a medida que nos hacemos mayores? Un libro del mismo título publicado en EEUU no da con la respuesta. Para unos, el tiempo pasa más lentamente de niño porque todo es nuevo e importante, y todo debe aprenderse. De mayores, sin embargo, hay pocas novedades y los días pasan uno tras otro, indiferenciados e indiferentes. Otros defienden la hipótesis de "me la imaginaba más grande", consistente en afirmar que al tiempo le ocurre como al espacio, o sea, que el vestíbulo del cole que de crío te parecía enorme se hace pequeño cuando vuelves de adulto.
El caso es que ya vuelve a ser viernes, y me imagino a la mayoría de ustedes contando las horas para empezar el fin de semana. Así las cosas, francamente, no me atrevo a hacerles ninguna teórica sobre coronas, velos o aeropuertos, y he decidido que lo mejor que puedo hacer es compartir dos descubrimientos personales de esta semana.

Uno de ellos es el reciente disco de Maria del Mar Bonet, Terra secreta. Hacía tiempo que un disco no me emocionaba tanto. La voz de la Bonet, que el tiempo ha vuelto aterciopelada, la calidad de sus composiciones, los arreglos y las interpretaciones, tumban de espaldas. Contiene músicas de todos los estilos y todo el mundo encontrará en él su canción favorita. La mía es Epitalami, con letra de mosén Antoni M. Alcover y música de Joan Bibiloni, que podría ser perfectamente la mejor canción del año.

Y el otro descubrimiento es Stalin, que interpreta Josep Maria Flotats en el teatro Tívoli. A los críticos les ha parecido aburrida. Al salir, pensaba que menudo lujo se permite la crítica. La obra es densa y a veces parece detenerse a la espera de que Flotats termine el monólogo, pero la interpretación es majestuosa. Actores buenos tenemos muchos aquí, pero como este no hay muchos, por decirlo suavemente.

Llega el fin de semana. Busquen su propio momento Bonet o Flotats, busquen pellizcos para el estómago, de los que llenan un día entero y hacen que la vida no pase indiferente.

El Periódico, 17-Octubre-2007











"El poder es uno de los grandes temas"

Un teatro sin figuras con talento es solo una oficina llena de administrativos. Los administrativos, como los albaranes, son necesarios, pero es la magia y no el albarán la que nos rescata del sopor cotidiano y nos eleva. Con Josep Maria Flotats --que ahora ejerce de Stalin en el Teatre Tívoli-- se puede hablar de muchas cosas. Entre ellas, del poder. Subir a un escenario, así lo asegura esta figura con talento, es algo que se ha de merecer. Y tiene razón.


--¿Desde cuándo le interesa el tema del poder?

--Desde siempre. El poder es uno de los grandes temas. En una colaboración con el Teatre Lliure sugerí que se representara Eduardo II de Marlowe. Y en esa obra se habla del poder. Una jornada particular está ambientada en los tiempos de Mussolini.

--Me ha convencido.
--Hay más obras. Jouvet, París 1940 habla de la ocupación de la capital francesa por los nazis. Y en Lorenzacio también aparece el poder, es decir, se habla de cómo eliminar al dictador y cuál es el precio.

--Queda demostrado que el tema del poder le interesa.
--Teniendo presente dónde nací y en la época en que nací, probablemente es así.

--Podríamos, si le parece, comenzar con aquel príncipe francés de la Iglesia, gran diplomático y vividor, que usaba bastón.
--Tayllerand, a quien interpreté en La cena, era un personaje muy especial. Fouché, su rival, fue otra cosa. Era un policía carnicero, un individuo que mandó a la guillotina a centenares de personas. Tayllerand, como Stalin, fue seminarista. La diferencia es que Tayllerand nace príncipe y muy pronto le conceden un arzobispado.

--Fouché también pasó por el seminario.
--Pero era de baja cuna. Tayllerand, incluso para gente muy democrática y nada obtusa, sigue siendo un personaje admirado. Recuerde el Congreso de Viena, después de la derrota de Napoleón, que viene a ser como el primer embrión de la Unión Europea. A Tayllerand se le admira por su gran sentido de la negociación y su gran cultura.

--¿Admiramos a los cínicos inteligentes y cultos?
--Yo no admiro especialmente a Tayllerand. Su ideal, como el de otros grandes egoístas y superdotados, son ellos mismos.

--Tayllerand es el gran traidor.
--Absolutamente. Lo que a mí me gusta es poder denunciar a esos personajes, contar cómo eran. En La cena, su autor, Jean Claude Brisville, no admira ni a Tayllerand ni a Fouché, pero nos muestra cómo intercambiaban cromos al más alto nivel, cómo pactaban.

--"Ahí viene el vicio apoyado del brazo del crimen".
--Frase extraordinaria de Chateaubriand. Gran retrato. Claro que tampoco está mal aquella otra de Fouché: "Fue peor que un crimen, fue una equivocación." ¿No fue Yalta, también, un intercambio de cromos?

--Llegamos a Stalin.
--Un psicópata, un monstruo, un asesino del que se cuenta que tenía una gran biblioteca.

--No se le puede comparar con el exquisito Tayllerand.
--No, pero se cuenta que leía devotamente a Platón. Era un gran lector y un ferviente admirador de Mozart. Sobre todo de su Concierto número 23. Luego, claro, decía aquello tan tristemente famoso: "Un muerto puede ser una tragedia, pero dos millones de muertos es solo una estadística".

--Y, sin embargo, los monstruos nos seducen.
--Sobre este tema he hablado mucho con Marc Dugain. A mí, su novela me fascinó y pensé que llevar ese texto al escenario era una gran oportunidad para dar a conocer a un personaje tan siniestro. Recordemos que lo llamaban el padre de los pueblos, que sonreía, que podía ser encantador.

--Y que, como todos los dictadores, el mal que provocan es solo responsabilidad de los que le rodean.
--Que es, exactamente, lo que yo oía, cuando era pequeño, referido a Franco. Por eso cuando me enfrenté a Stalin evité caricaturizarlo. Su cinismo y maldad debían ponerse de manifiesto a través de lo que dice y hace, pero él debía ser un piscópata que quiere caer simpático a todos.

--Con ataques de cólera.
--Como los tenía Nixon. Ojo con el poder. Volviendo a Stalin, pensé que su perversión se pondría más de manifiesto si lograba hacer de él un abuelo amable. Hitler también iba a conciertos y se emocionaba.

--En su obra se dice que están volviendo las estatuas.
--Y es verdad. Lo que significa que los Stalin pueden volver. Los de izquierdas y los de derechas.

--Obra, pues, oportuna.
--Si me lo permite, indispensable, urgente. Estamos en una Europa muy confortable y ya veremos qué nos puede suceder, ya veremos.

--Nos hemos olvidado de nuestras guerras.
--Quizá. Resucitan enfrentamientos idiotas por simples tonterías. ¿Será que estamos aburridos, que nos hemos cansado de intentar construir una sociedad más libre y justa? ¿Por qué hurgar en ciertos pasados que nos exarceban?

--Y, sin embargo, a algunos dictadores parece que se les justifiquen sus muertos.
--¿Justificar?

--Se sigue hablando más de Hitler que de Stalin.
--Ya. Quizá porque en los tiempos de los zares había esclavos. Pero, claro, estamos hablando de un individuo que por el bien de la clase obrera mató a 50 millones de personas. Y no olvidemos el terror que impuso.

--La intelectualidad de izquierdas nunca dijo o escribió nada contra el feroz georgiano.
--Es verdad. Solo criticó los campos de concentración nazis.

--Creo que usted conoció a cierto filósofo francés muy aplaudido.
--¿Se refiere a Sartre, el Papa de los intelectuales de izquierdas?

--Sí.
--Coincidí con él en dos ocasiones. Una en un pequeño automóvil. Fuimos a un hospital a visitar a un amigo común. Fue Sartre quien al regresar de la URSS dijo aquello tan conocido: "Vengo del país más libre del mundo". Viviendo en Francia, tal vez no queda excesivamente bien asegurar que uno viene del país más libre del mundo.

--Creo que luego matizó su entusiasmo.
--Sí. Dijo que en aquellos años no se podía desmoralizar a la clase obrera. Todo aquello fue una mentira muy bien organizada. Claro que Thomas Mann también visitó un campo de concentración alemán y no habló mal del mismo. La pregunta es por qué seguimos aceptando que se nos siga engañando.

--¿Por qué?
--Si me lo permite, y como digo en la obra: "Yo solo soy Stalin."

--¿Por qué nos dejamos engañar?
--No lo sé. Lo cierto es que seguimos dejándonos engañar. ¿Por qué seguimos tolerando que psicópatas, más o menos graves, lleguen al poder y nos manden?

--¿Será porque antes de darnos miedo o terror esos psicópatas nos dan seguridad?
--Quizá. Necesitamos que alguien nos saque las castañas del fuego mientras nosotros miramos hacia otro lado.

--Padres del pueblo, salvadores de la patria.
--Eso decían ser Hitler y Stalin. Eran la misma locura, el mismo mal. Dugain dice que, como Ricardo III, Stalin es eterno porque es una parte de nosotros mismos, la más oscura, la más espantosa.

--¿Es cierto que el abuelo del presidente Putin fue cocinero de Stalin?
--Según Dugain es cierto. En Stalin se define a Rusia como un país donde incluso el pasado es incierto. Frase luminosa, pero terrible. Nos reescriben la historia, no quieren que sepamos la verdad. Y, claro, tenemos pocas posibilidades de conocer la historia real. Creo que nos entretienen con ficciones.

--Estoy pensando en Mitterrand.
--¿Por qué?

--Porque usted vivió en París.
--Entiendo. Mitterrand. Volvemos, con los matices suficientes, a Tayllerand. Volvemos a la inteligencia, al savoir faire y a la hábil diplomacia. A mí me concedió la Legión de Honor.

--Entonces tiene usted que hablar bien de él.
--Estoy hablando bien de él. Cuando, para su campaña electoral, le limaron los dos caninos, Brisville acuñó una frase lapidaria: "Es menos Drácula, pero mucho más Tartufo."

--¿Era tan culto como aparentaba?
--Cuando se representó en París El encuentro entre Descartes y Pascal joven, obra que pienso llevar al escenario, y que es también de Brisville, Mitterrand fue a verla. Y no le gustó lo que en la obra decía Pascal, que, parece ser, era uno de sus personajes favoritos.

--¿Y qué pasó?
--Que el señor Mitterrand quiso saludar al autor y, estando presente el ministro de Justicia, comenzó a decirle a Brisville, comenzó a gritarle, que no había entendido absolutamente nada de Pascal.

--¿La cosa acabó mal?
--El tono fue tan sorprendemente duro, que el ministro de Justicia se vio en la obligación de intervenir y le dijo: "Señor presidente, menos mal que no estamos en el antiguo régimen, porque si así fuera me pediría que enviara a la Bastilla al señor Brisville". Parece ser que el señor Mitterrand lo fulminó con la mirada, no dijo nada, dio media vuelta y desapareció.

--Supongo que, en días de estreno, los políticos leídos se agradecen más.
--¿Estaba usted pensando, por casualidad, en el exprimer ministro francés Raymond Barre?

--No, pero entiendo que debo responderle que sí.
--Se lo agradezco. Siendo primer ministro, Barre vino a la Comèdie Française a ver Sertorius de Corneille. Yo interpretaba a Pompée. Cuando me saludó, me dijo que en una de mis intervenciones había echado en falta dos versos alejandrinos. Y era cierto. El director había decidido eliminarlos.

--Quizá había leído la obra unas horas antes.
--Era una persona culta y por eso lo reconoció. Nos dijo que, antes de ir a la Comèdie, había releído una obra que siempre le había apasionado. Quizá por ser culto llegó a primer ministro.

--Pero nunca llegó a ser presidente.
--Es verdad. Prueba de que no siempre la cultura favorece al político.

--¿A usted el poder lo intentó utilizar o fue usted quien se brindó a ser utilizado?
--A mí me apasiona mi trabajo. Si te contratan para hacer realidad un teatro público, logras realizarlo y el invento no funciona, te echan. Justo. Ocurre que, en mi caso, el invento funcionaba y también me echaron.

--Igual le hicieron un favor.
--Quizá sí.

--Seguro.

El Diario Montañés, 16-Octubre-2007


«El cine como intérprete no me satisface»

El actor y director catalán, Josep María Flotats, recibió ayer el I Premio Mayte de Teatro de Cantabria en un acto celebrado en el Palacio de Festivales Cumple 50 años en la profesión en su ciudad, Barcelona, con la representación de 'Stalin' , adaptación de la novela 'Una ejecución ordinaria', de Marc Dugain

El actor y director catalán, Josep María Flotats, recibió ayer el I Premio Mayte de Teatro de Cantabria en la Sala Griega del Palacio de Festivales de manos del consejero de Cultura, Francisco Javier López Marcano, y la vicepresidenta de esta fundación, Gema Sánchez. El jurado, en el transcurso de una cena de gala en el Palacio de la Magdalena celebrada el pasado 6 de octubre, otorgó este galardón a Flotats por su papel en la obra 'La cena', de Jean Claude Brisville, en la que compartía protagonismo con Carmelo Gómez, que también fue finalista de este premio. El actor recibió una estatuilla diseñada por la escultura santanderina Amparo G. Godoy y un talón de 3.000 euros.

El consejero de Cultura alabó la trayectoria profesional de Flotats y aludió a los dos elementos que ensalzan la iconografía teatral: «Los libros para que seamos más libres y las máscaras, que por su origen etimológico del griego, nos hace más personas». López Marcano afirmó que en Cantabria «queremos hablar de teatro y que se escenifiquen obras de calidad, y para ello se está potenciando una red pública». El titular de Cultura finalizó con un 'guiño' cómplice: «Aquí está tu casa».

Flotats agradeció esta distinción y tuvo un recuerdo para todos los finalistas, «compañeros y compañeras de gran calidad y magnífica trayectoria». Reconoció la «excepcional labor» de la Fundación Mayte por su apoyo al teatro y recordó que ha actuado tres veces en Santander: «La última que estuve fue precisamente con 'La cena' en este auditorio».

El actor cumple 50 años en la escena teatral y ese ha sido uno de los motivos de su vuelta a los escenarios de Barcelona, su ciudad natal, con la representación de 'Stalin', una adaptación de la novela 'Una ejecución ordinaria' de Marc Dugain. Flotats, en el acto de ayer, lucía un bigote similar al del dictador soviético, «que como Hitler, es la encarnación del mal». El que fuera primer actor de Theatre de la Ville de París reconoció que hacía diez años «que no había creado algo en Barcelona, y me apetecía estrenar una función. Al final lo hice así, porque es mi ciudad y también me di cuenta de que el tiempo pasa».

El grupo Balaña, con el que le une estrecha amistad, le dijo que iba a montar la comedia 'Una maleta, dos maletas, tres maletas' en el Teatro Condal, «una comedia divertida e ingeniosa que la hizo en el cine Louis de Funes. Y dije ¿qué curioso! yo debuté haciendo esa obra, una año antes de irme a la Escuela de Arte Dramático de Estrasburgo, en un teatro 'de bolsillo' que ya no existe de 100 o 150 butacas. De eso hace, no es posible (mueca de fingida incredulidad), pues sí, 50 años».

De esta manera surgió la idea de celebrar los 50 años en el teatro: «Es una excelente oportunidad que me ha brindado el destino. Lo encuentro una bendición y una suerte inmensa de ejercer un oficio que he deseado hacer desde la adolescencia. Quizás con menos velocidad, pero con la misma pasión».

El Teatro Tívoli a su disposición

Otra de las razones por la que ha estrenado 'Stalin' en Barcelona, es que a nivel práctico y material, pudo disponer del Teatro Tívoli a su disposición, vacío, las 24 horas del día, desde el 1 de agosto hasta el 18 de septiembre, fecha del estreno mundial. «Tener durante este tiempo el teatro a tu disposición para montar el decorado, las luces y ensayar, es un lujo absoluto. No tenía esa posibilidad en Madrid en ese momento, donde he estado trabajando varios años».

Con relación a la diferencia entre el actor teatral y cinematográfico, Flotats aseguró con rotundidad que él se sentía «absolutamente al cien por cien del teatro. El cine como actor no me satisface».

Y trató de poner un ejemplo ilustrativo de la manera de trabajar en el mundo del cine: «Te levantas a las 5 de la mañana para ir a un maquillaje a 100 kilómetros. Hay que estar maquillado a los 8 de la mañana para de rodar, y luego debes esperar hasta las 9 de la noche para que te digan que se va a rodar el plano más importante de la película, y tienes que tener los ojos brillantes, de felicidad, llenos de luz. ¿Motor y acción! Y no lo puedes doblar porque el tiempo apremia».

Josep María Flotats aseguró que como actor «no me satisface el cine, siempre lo he pasado mal. No es que haya renunciado a propuestas excepcionales, pero no he hecho nunca nada para hacer cine. Si me han propuesto algo y estaba libre, y el director y el equipo me divertían, entonces he hecho alguna película».

«A mí -subrayó- me encanta el cine como espectador, pero no cambio ninguna obra de teatro por una película, a menos que resucite Bergman y me venga con un guión increíble, o Visconti, y diga 'sí, maestro, lo que usted quiera'. Pero esto no ocurrirá».

Flotats resumió su pasión por el teatro: «Cuando te dices ahora es el momento de empezar, el público está en las butacas, se levanta el telón y comienza la representación, se produce la excepcionalidad de una noche que queda en la memoria y en el corazón de un espectador».

Diario Montañes, 16-Octubre-2007

ESCENA

Recorrido por una trayectoria de prestigio

M. DE LA P.
Foto: Andrés Fernández

Josep María Flotats nació en Barcelona en 1939. Como actor y director se forma en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático de Estrasburgo entre los años 1959 y 1961. De 1962 a 1984 se vuelca en su trabajo como actor en los escenarios franceses (en 1968, primer actor de la Theatre de la Ville de París). A su vuelta a Cataluña, funda en 1984 su propia compañía en la que continuará su labor como actor y desarrollará su trabajo como director de escena.

En 1995 es nombrado por Real Decreto fundador y primer director del Teatro Nacional de Cataluña. En julio de 1997 se instala en Madrid y crea su propia productora, Yasmina Producciones Artísticas. Este año 2007 regresa a Cataluña e interpreta 'Stalin'.

Este Premio Mayte es el segundo que consigue el actor catalán, que logró el galardón en Madrid en 1999 por la obra 'Arte', que protagonizó junto a José María Pou y Carlos Hipólito y en la que también ejerció como director, productor y escenógrafo. Flotats ha conseguido en su carrera el Premio Nacional de Teatro (1989), el Premio Cultura de la Comunidad de Madrid (2003), y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2000), entre otros premios. En Francia también ha recibido importantes galardones y condecoraciones.

Diario Montañes, 15-Octubre-2007

CULTURA
"No tengo la misma velocidad pero sí la misma pasión"

El actor Josep María Flotats ha recibido hoy en Santander el I Premio Mayte de Teatro de Cantabria por su actuación en "La cena"

Uno de los nombres imprescindibles del teatro español, Josep María Flotats , siente que tras cincuenta años sobre un escenario "quizás no tenga la misma velocidad", pero sí "la misma pasión" que cuando comenzó en el mundo del teatro.

El actor catalán, que actualmente da vida a Stalin en el Teatro Tívoli de Barcelona, recibió hoy en Santander el I Premio de Teatro de Cantabria por su actuación en "La cena", una obra de Jean Claude Briville, dirigida y protagonizada por él mismo y Carmelo Gómez, y que aguantó un año en la cartelera madrileña.
Tras diez años de ausencia en los escenarios catalanes, cuando le cesaron al frente del Teatro Nacional de Cataluña (TNC), Flotats ha vuelto con "Stalin", una obra con la que celebró "la bendición y la suerte inmensa" de haberse dedicado casi toda su vida a actuar sobre un escenario, lo que siempre soñó de adolescente, señaló.
"Entre el teatro y el cine, escojo absolutamente el teatro porque es lo que me da más satisfacción", aseguró el actor, a quien nunca le ha gustado eso de "levantarse a las siete de la mañana y estar maquillado a las ocho, para rodar hasta la diez de la noche", y todo ello "con el mismo brillo en los ojos", ironizó.

Flotats , que ha protagonizado obras como "Arte", "París 1940" o "Cyrano", está enganchado a la "excepcionalidad" de cada función, que queda "en la memoria y el corazón" del actor y el espectador, confesó.

El actor catalán, que calificó su trabajo como "un viaje al público", no se mostró partidario de que Barcelona y Madrid acaparen todos los estrenos teatrales, aunque también especificó que una compañía da a conocer su obra por primera vez, en aquel escenario en que le dan la primera oportunidad.

A pesar del "miedo a poder resbalar" que entraña cada función teatral Flotats se considera fundamentalmente un actor de teatro, aunque no descarta volver a la gran pantalla en caso de que "Bergman o Visconti resuciten" y le ofrezcan trabajar con ellos.

Diario Público, 15-Octubre-2007

El actor y director catalán Josep María Flotats, con el I Premio Mayte de Teatro de Cantabria, que le fue concedido por la obra "La cena", que dirige y protagoniza junto a Carmelo Gómez.

Flotats afirma que no tiene la misma velocidad que al principio, pero sí la misma pasión

Uno de nombres imprescindibles del teatro español, Josep María Flotats, siente que tras cincuenta años sobre un escenario "quizás no tenga la misma velocidad", pero sí "la misma pasión" que cuando comenzó en el mundo del teatro.

El actor catalán, que actualmente da vida a Stalin en el Teatro Tívoli de Barcelona, recibió hoy en Santander el I Premio de Teatro de Cantabria por su actuación en "La cena", una obra de Jean Claude Briville, dirigida y protagonizada por el mismo y Carmelo Gómez, y que aguantó un año en la cartelera madrileña.

Tras diez años de ausencia en los escenarios catalanes, cuando le cesaron al frente del Teatro Nacional de Cataluña (TNC), Flotats ha vuelto con "Stalin", una obra con la que celebró "la bendición y la suerte inmensa" de haberse dedicado casi toda su vida a actuar sobre un escenario, lo que siempre soñó de adolescente, señaló.

"Entre el teatro y el cine, escojo absolutamente el teatro porque es lo que me da más satisfacción", aseguró el actor, a quien nunca le ha gustado eso de "levantarse a las siete de la mañana y estar maquillado a las ocho, para rodar hasta la diez de la noche", y todo ello "con el mismo brillo en los ojos", ironizó.

Flotats, que ha protagonizado obras como "Arte", "París 1940" o "Cyrano", está enganchado a la "excepcionalidad" de cada función, que queda "en la memoria y el corazón" del actor y el espectador, confesó.


Revista Nausica

“El teatre de text ha de promoure el debat i la reflexió”

Un dels millors actors i directors de teatre catalans de tots els temps ha tornat a Barcelona. Amb Stalin, escrita i dirigida pel mateix Josep Maria Flotats, versionant la novel•la Une exécution ordinaire de Marc Dugain, es vol convidar a la reflexió sobre els excessos del poder i la seves justificacions. Sense caure en caricatures, i sense grans parafernàlies tècniques, Flotats ens parla del terror del règim comunista centrant la història en l’afer de les bates blanques. És una bona ocasió per trobar-nos amb ell i repassar els seus 50 anys de carrera artística.

Després de 10 anys sense estrenar obra a Barcelona, i quan compleix 50 anys damunt de l’escenari, torna per interpretar Stalin. Com va el retrobament amb el seu públic?
Bé, va molt bé, però no m’agrada dir retrobament perquè jo no tinc la sensació d’haver perdut el contacte mai amb el públic de Barcelona. Primer, perquè vaig estar 10 anys al Poliorama. Després, al TNC i, més tard, els dos espectacles que he fet fora de Barcelona, Arte i París 1940 que vaig crear a Madrid, els he portat aquí. Per tant, no és un retrobament perquè no m’he allunyat mai del tot.

Aquesta és “l’estrena mundial”. Podem veure l’obra a Barcelona fins el 13 de gener. Però on continuarà la gira? Hi haurà versió en castellà?
En principi després del Tívoli, farem una gira per Catalunya i tenim previst, amb la versió castellana, fer una gira per Espanya.

L’obra, dirigida i escrita per vostè mateix, és l’adaptació del primer capítol de la novel•la Une exécution ordinaire de Marc Dugain. Què el va atrapar d’aquest text?

La història i com estava explicada. L’estil. S’ha escrit molt d’allò de què parla, però no d’aquesta manera. És un text fantàstic perquè promou el debat i la reflexió. I aquesta és la funció que ha de tenir aquest tipus de teatre.

Era difícil mostrar un Stalin que no fos una caricatura. Com s’aconsegueix?
Sí, aquesta era una de les grans dificultats. Aquest tipus de personatges, en la vida quotidiana, tenen una aparença de normalitat encara que siguin realment uns malalts absoluts. Es tracta de donar veritat al personatge. A totes les fotografies que tenim dels grans dictadors, sempre es pot veure com estan rodejats de nens petits, amb flors, amb gent fent-li petons... Aquesta és la imatge d’Stalin. A l’obra veiem un avi amb aparença de bona persona que va justificant uns fets terribles. Una cosa és allò que ell diu que ha fet i, una altra, és el seu comportament real.

Era un home, com es pot veure a l’obra, absolutament sol.
Qui té el poder absolut, qui decideix sobre la vida i la mort dels altres, té una soledat absoluta. Això surt molt al text de Dugain. Fent el que fa, sent un assassí de masses, no té confiança en ningú. Shakespeare ens parla a totes les tragèdies d’aquesta angoixa per ser assassinat. Ricard III és això. Aleshores, aquesta obsessió de l’atemptat, es barreja amb aquesta necessitat de parlar amb algú com el personatge que interpreta Carme Conesa, i que ell pot fer desaparèixer en qualsevol moment.

D’allò que sí que es parla, encara que no es mostra explícitament, és del terror.
L’escenografia l’he pensat com un univers mental, tancat, i paranoic. Hi ha una mena de túnel, sense línees rectes. És un univers on la dona, i els seu marit, pateixen el terror. L’obra mostra com el poder intenta destruir fins i tot l’amor més íntim d’una parella. Al mateix temps, és la metàfora de tot un país.

La cosa que més sorprèn de l’obra, potser, és com Stalin va justificant els seus crims.
Clar. És un text que et va mostrant l’exterior i l’interior. Stalin va explicant els crims amb absoluta impunitat i, a la vegada, els va justificant. Són les dues cares de la moneda. L’aparença, els discursos, davant d’una realitat cruel, d’uns fets terribles. És disposar de la vida dels altres i justificar que és pel bé del poble. Està autoconvençut que és el Messies. Però, ara, també vivim en una època on hi ha molt de messianisme...

Per tant, estem davant d’una obra que també ens parla de l’actualitat.
Sí, avui tenim des de dictadors en països molt coneguts fins a integrismes de tot tipus. Salvadors de la religió, salvadors del poble, la fe... És exactament això.

En aquests 59 anys de carrera, com ha estat la seva relació amb el poder?
Depèn del moment. La relació, en general, del món de la creació i el poder és complicada, complexa i difícil. Qui té el poder mana i hi ha artistes que baixen el cap i n’hi ha d’altres, que no.

Són molts anys de professió. Encara es posa nerviós en sortir a l’escenari?
Cada vegada més (riu). Jo pensava que aniria posant-me menys nerviós amb els anys, però és al revés. Potser és que et va augmentant el sentit de la responsabilitat... Potser un mateix es posa el llistó més alt. Però jo tinc les mateixes ganes de fer teatre que el primer dia. La mateixa passió.

Tindrem a Flotats més sovint a Barcelona?

Jo espero que sí. Depèn de moltes coses, depèn de si trobes el teatre que busques... Ara, jo tenia moltes ganes d’estrenar aquesta obra aquí. Però després no sé què faré.




El Diario Montañés, 7-Octubre-2007

Josep María Flotats, ganador del Premio Mayte por su papel en 'La cena'

El empresario Alejandro Colubi recibió el galardón en su nombre Cerca de 200 personalidades del mundo del teatro y la cultura asistieron a la gala de La Magdalena

El prestigioso actor catalán Josep María Flotats ha sido el ganador de la primera edición de los Premios Mayte de Cantabria, según se dio a conocer en el trascurso de una cena de gala celebrada ayer por la noche en el Palacio de la Magdalena, a la que asistieron cerca de doscientas personalidades del mudo del teatro, en particular, y de la cultura. El consejero de Cultura del Gobierno regional, Javier López Marcano y el concejal de Cultura, César Torrellas, asistieron al acto que cerró las tres jornadas dedicada a analizar el estado de la escena española.

Flotats consiguió la máxima votación del jurado por su interpretación de la obra 'La cena', del dramaturgo francés Jean Claude Brisville. El presentador de la ceremonia, Alberto Closas, entregó el premio, una estatuilla la escultora cántabra Amparo M. Godoy y un talón de 3.000 euros, al empresario teatral Alejandro Colubi, que recibió el premio en nombre de Flotats, que no pudo acudir a la gala ya que se encuentra inmerso en la representación teatral 'Stalin' en el Teatro Tívoli de Barcelona.

'La cena' es una obra en la que Flotats compartió escena con Carmelo Gómez (finalista de esta edición de los 'Mayte' cántabros) y que fue considerada la mejor obra de 2005 por los Premios Max.

Esta función teatral se sitúa en 1815. Waterloo acaba de sumergir a Francia en la derrota. Napoleón ha huido y los ejércitos federados de Inglaterra, Prusia y Rusia han invadido el país y París. En medio de un vacío angustioso, el pueblo intenta imaginar y conocer su futuro. En este 6 de julio una multitud silenciosa y amenazadora se ha concentrado bajo las ventanas del palacio del ex obispo libertino Talleyrand. Ha corrido el rumor de una cita secreta entre este maestro de la política (Flotats) experto en traiciones y Fouché (Gómez), policía sanguinario y odiado. En torno a una cena de alta gastronomía, preparada por Antoine Carême, los dos hombres, conscientes de que nada se puede hacer sin ellos, libran un duelo implacable en el que la diplomacia cede ante la desfachatez más perversa de pactos dudosos para beneficios personales. El jurado integrado por Victoria Vera, María Jesús Valdés, Juan José Alonso Millán, Florentino López Negrín, Raúl del Pozo, Guillermo Balbona, David Carrera, Justo Barreda y Juan Calzada, seleccionaron una terna (cuatro actores por un empate) de los doce candidatos finalistas: Josep María Flotats, José María Pou, Manuel Galiana y Carmelo Gómez. La votación definitiva otorgó el galardón a Flotats.

El I Encuentro Nacional de Teatro de Cantabria nace de la mano de Luis Aguado y Gema Sánchez, presidente y vicepresidenta de la Fundación Premios Mayte, tras la firma de colaboración con la Consejería de Cultura, como iniciativa de sus dos grandes pasiones: el teatro y Cantabria. La Fundación Premios Mayte lleva 36 años, como entidad privada comprometida con el mundo de la cultura. Su premio de teatro está considerado como el galardón más popular y de los más importantes concedido en España dentro de esta disciplina artística. Fue solicitado por el Ministerio de Cultura para convertirlo en la década de los 80 en el Premio Nacional de Teatro, pero su fundadora, la santanderina Mayte Aguado, se negó a fin de conservar su independencia.

Barcelona, 6-Octubre-2007






HAY NOCHES... QUE NO PUEDES OLVIDAR, JAMÁS...
Teatre Tívoli, 6-Octubre-2007

Ayuntament de Barcelona, 3-Octubre-2007

Stalin, segons Flotats
Meritxell Doncel

Tot va començar l'estiu de 2006, quan Josep Maria Flotats, després d'haver-se quedat seduït per l'obra Une exécution ordinarie, de Marc Dugain, va decidir enviar a l'escriptor francès un text adaptat per al teatre d'un fragment de la seva obra, la part on plasma la personalitat del dictador rus Yósif Stalin.
La fascinació, pel que es veu, va ser mútua i el text s'ha pogut representar a Barcelona com a estrena mundial exclusiva. Fins i tot a França s'hauran d'esperar a veure'l. "Em diverteix que l'obra s'estreni a Barcelona i els francesos s'hagin hagut d'esperar", admet Dugain.

"Sento una gran satisfacció per haver pogut conèixer personalment en Marc Dugain i haver pogut fer aquesta adaptació. És un home natural, directe i accessible", confessa Flotats, que en tot moment es mostra molt proper a l'escriptor francès i a la seva producció literària.
"És un gran escriptor i té un enorme talent per als diàlegs. Quan estàs enamorat d'una obra amb bons diàlegs el treball d'adaptació és molt senzill", explica Flotats. De fet, ja han plantejat una propera producció conjunta: la de l'obra de Dugain La malédiction d'Edgar, que és anterior a la que ara s'estrena però que havia interessat a Flotats molt abans de veure el manuscrit d'Une exécution ordinarie. Sobre el comunisme i la figura d'Stalin "Stalin era un depredador, amb trets psicòtics, paranoics i esquizofrènics. Però no tenia febleses, a diferència de Hitler. Stalin volia que el consideressin la persona més forta de la història després d'Iván El Terrible", explica Dugain. "Hi ha hagut un silenci al voltant de la figura d'Stalin, a diferència del que ha passat amb Hitler. Molts autors francesos, de fet, han estat prostalinistes", afegeix l'autor. Una pel·lícula sobre l'obra Dugain ha anunciat que també es farà una versió cinematogràfica de l'obra, però que, a diferència de la versió teatral, s'hi abordarà la mort del dictador, una mort que, segons es creu, va ser a conseqüència d'un enverinament. A més del film, també es publicarà la versió original completa de Dugain en català i en castellà.