Catalunya Radio, 28-Septiembre-2007

Entrevista realizada,con motivo del estreno de "Stalin",el 28-Septiembre-2007,
en "El Matí de Catalunya Radio"

Vilaweb, 26-Septiembre-2007

Els matins, TV3, 26-Septiembre-2007

Josep Maria Flotats és "Stalin"

Entrevista a l'actor i director teatral Josep Maria Flotats sobre el muntatge "Stalin".


video

Diario Avui, 21-Septiembre-2007

Els actors de l’obra són Josep Maria Flotats, Carme Conesa, Pere Eugeni Font, Pep Sais, Pepa Arenòs i Jordi Muix

Stalin al Tívoli

Avui s'estrena al Teatre Tívoli l'obra 'Stalin', basada en la darrera novel·la de Marc Dugain i dirigida per Josep Maria Flotats
L’adaptació teatral de la novel·la Une exécution ordinaire l'ha feta el propi Flotats, sota el títol Stalin. L’argument explica les vicissituds d’un matrimoni de científics de Moscou que el 1952, tot just abans de la mort d’Stalin, són acusats de l’assassinat d’un camarada després de l’assumpte de les “bates blanques”.

Els actors que encarnen els personatges de l’obra són el propi Josep Maria Flotats, Carme Conesa, Pere Eugeni Font, Pep Sais, Pepa Arenòs i Jordi Muixí.

L’obra es representarà de dimarts a divendres a les 21h, dissabte a les 21:30h i diumenge i dilluns a les 18h de la tarda. Les entrades es poden adquirir al Servicaixa.

El Periódico, 21-Septiembre-2007


Flotats, en la piel de Stalin

Autor: Marc Dugain.
Escenografía: Jon Berrondo.
Teatro: Tívoli.
Estreno: 18 de septiembre (hay funciones hasta el 13 de enero

La expectación creada por el retorno al teatro catalán de Josep Maria Flotats, tras 10 años de ausencia, no se ha visto correspondida artísticamente hablando. El estreno mundial de Stalin, adaptación catalana del propio actor y director de un fragmento de la novela del francés Marc Dugain, Une exécution ordinaire, no ha sido lo brillante que se auguraba. La principal razón reside en la misma obra estrenada, teatralmente poco atractiva, farragosa, sin crestas de emoción y en muchos momentos cercana a un manual antiestalinista. Frente a ella se ha estrellado la buena interpretación de Flotats, la rigurosidad del montaje y la excelente actuación que brinda Carme Conesa.

PLANO Y REPETITIVO
No debe de ser fácil llevar a la escena el personaje de Stalin, un político cruel, en estado de eterna sospecha, aficionado a las purgas y perverso; Flotats lo recrea en los últimos momentos de su vida. La obra arranca en Moscú en 1952, y el dictador ruso murió un año después. Que todo esto era Stalin es cosa sabida; que siempre estaremos expuestos a que la historia nos dé seres así --lo fue el Ricardo III de Shakespeare--, también.
Pero en el Tívoli no se explica el personaje con los elementos claves del hecho teatral: desarrollar una historia y buscar la emoción y la fluidez. Hablar del terror sin que nos toque la piel es grave, por ejemplo. Hay ganas y esfuerzo por parte del Flotats director por conectar la representación con el público, pero no se consigue. Todo resulta demasiado plano y, a veces, incluso repetitivo. En una palabra: la función produce aburrimiento en más de una ocasión. Y eso es grave cuando se ha generado expectación.

DOS HORAS DE REPRESENTACIÓN
El lenguaje de Stalin no es lo brillante que cabría esperar de una adaptación hecha por un grandísimo profesional como es el exdirector del Teatre Nacional de Catalunya. Pienso que nada ayuda a mantener la atención del público durante las dos horas de representación y que cuesta entender la elección de este texto por parte de Flotats para su vuelta al teatro catalán, donde hay trabajos suyos poco menos que excepcionales, como, por ejemplo, Cyrano de Bergerac y Tot assajant Dom Juan.
Flotats, como actor, está bien: mantiene el personaje que dibuja, controla su propia forma de hablar, juega con la mirada. Y está muy bien Conesa: creíble, valorando los silencios y tendiendo puentes de afecto con el público. Pere Eugeni Font, Pep Sais y Pepa Arenos cumplen en personajes minimizados en el texto.

Diario Avui, 21-Septiembre-2007

Uns vénen i els altres se'n van

No hi ha ira que duri mil anys sense rebentar l’irat. Josep Maria Flotats ha decidir tornar als escenaris catalans amb una obra en l’idioma de la terra i sense vocació esporàdica. Benvingut, mestre. L’actor i i director s’ha deixat un bigoti estil liniment Sloan i representarà un crepuscular Stalin al Tívoli, que encara ol a ell.

Ara fa deu anys –potser ha estat l’aniversari allò que l’ha mogut– Flotats se’n va anar de la direcció del Teatre Nacional de Catalunya després d’una topada –trompada– amb el conseller de Cultura de l’època. Joan Maria Pujals es va deixar anar amb un d’aquells rampells que el van fer cèlebre entre els nois de la premsa i va agafar l’artista per les solapes. La frase “Se’m va abraonar” ha fet història. Molt més que “Ja sóc aquí”, que ara es reivindica com la més popular de la llengua.

Flotats no va obtenir el suport que buscava dels superiors de Pujals i va emprendre la ruta que tan bé va marcar el gran Xènius. Feta i desfeta, ara torna, i que duri. De Pujals, se’n sap poca cosa. O cap. Coincidint amb el retorn de l’estrella, a Madrid n’han feta una altra. Fernando Savater, Amando de Miguel, Vicente Verdú, Pedro García Barreno i Pilar Cortés –oh, quin gran jurat!– han decidit concedir el premi Espasa d’assaig a una “acerada, minuciosa y fundamentada crítica al nacionalismo”.

A mig camí entre el “llibre de memòries” –eps– i la “reflexió política” –més eps–, Adiós Cataluña ha estat saludat amb olor de santedat a Madrid. Adiós? Doncs, passi-ho bé, mestre. Boadella barata Flotats? Aquesta vegada guanyem.

Diario ABC, 20-Septiembre-2007

Flotats y Dugain, unidos por «Stalin»


Josep Maria Flotats, que estrenó el martes su tan esperado montaje «Stalin», se reunía ayer con Marc Dugain, autor de la novela original «Une exécution ordinaire». En una distendida demostración de pasión por el teatro y por la amistad que los une, ambos aseguraron tener pendiente otro montaje de cooperación. «Stalin» es la primera adaptación de la obra de Dugain, a la espera del filme.

El Periódico, 20-Septiembre-2007

Stalin

El actor y director Josep Maria Flotats consigue siempre que sus noches de estreno vuelvan a ser como antes. Porque las noches de estreno, como sabe muy bien Sergio Vila-Sanjuan, han de ser noches con más cultura aparente que televisión.

Noches de navajeo cultural y exhibicionismos varios. Así han de ser las noches de estreno. Noches, por ejemplo, con la daga siempre a punto del abad teatral y mitrado Ricard Salvat, hoy Caid de Tortosa. Noches para hablar de astronomía práctica con gentes tan apropiadas como Joan Tapia, Lluís Foix y Josep Cuní. Con estos tres astrónomos se puede hablar mucho y bien de estrellas fugaces, eclipses e incluso de agujeros negros.

O sea, que Flotats, el muchacho que quedó impresionado después de ver las pinturas negras de Goya, nos ha traído al Tívoli su Stalin y los que somos simples espectadores se lo agradecemos. Mayormente porque esto nuestro es cada vez más una enfermedad. Esto nuestro, ahora mismo, culturalmente hablando, es poder apuntarse a la feria de Fráncfort. Avión, hotel y comidas gratis. Y de estas vacaciones de otoño, que pagamos todos, solo se beneficiarán unos cuantos. No se beneficiará nuestra cultura sino unos cuantos archiduques, comisarias, palafreneros y mozos de cuadra, que han llegado al patriotismo por la senda de la subvención.

La noche del martes, la noche del estreno de Stalin en el Tívoli, se pudo comprobar que el presidente Montilla atrae a muchos menos lameculos que sus predecesores en el trono. Y también que al discreto nuevo príncipe audiovisual, Ferran Mascarell, se le sigue cultivando.
Todos los dictadores, con más o menos muertos en su agenda, nos seducen. Ese es el principal problema que presentan cuando se les lleva al libro, al cine o al escenario. Y sí, cuando Flotats se mesa el bigote que Stalin le ha dejado, y habla del pueblo, cuando dice y repite que la política es tomar decisiones, quizá está pensando en alguien más que en aquel feroz georgiano.

Tal vez está pensando en alguien más próximo, aunque ya muy lejano.

El Periódico, 20-Septiembre-2007


El retorno del hijo pródigo

Flotats vuelve con 'Stalin' 10 años después de su trifulca con la Generalitat


Saludó desde el centro del escenario caracterizado de Stalin: era el regreso del hijo pródigo. Josep Maria Flotats volvió la noche del pasado martes al teatro catalán del que se apartó, en muy malas condiciones, el mes de julio de 1997, para instalarse en Madrid. Una pérdida que el teatro catalán no se merecía.

Flotats, después de su grave encontronazo con el Govern de Catalunya y con buena parte de la profesión local, con el presidente Jordi Pujol y con el conseller de Cultura Joan Maria Pujals, en concreto, fue despedido --rescisión de contrato-- como director del Teatre Nacional de Catalunya (TNC). Y emigró a la capital de Espanya, donde desde entonces ha hecho teatro castellano ininterrumpidamente.

La expectación generada por su regreso a Barcelona con una obra adaptada por él al catalán, dirigida y protagonizada también, era enorme y movilizó a políticos y profesionales de la Cultura. En la platea del Tívoli estaban la otra noche el presidente de la Generalitat José Montilla; el del Parlament, Ernest Benach, y el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras. De por medio, pues, 10 años. En este tiempo, más de una vez el polémico Flotats ha expresado su profundo enfado --por llamarlo así-- con la Generalitat y su postura de no volver. Ahora el actor cumple 50 años de profesión --su debut profesional, en la temporada 1957-1958, fue en el desaparecido teatro Guimerà de Barcelona, en la obra de Claude Magnier Les maletes del Senyor Bernet, que hoy protagoniza en el Condal Joan Pera-- y parece llegado el momento de "hacer las paces". Así lo ha expresado él mismo. Y la presencia de Montilla en el estreno de Stalin tiene este significado.
Mucho hablaron entonces los papeles de los sucesos que acabaron con Flotats en Madrid. Ciertamente el Nacional se hizo a su medida, pero también es cierto que sin el empeño de Flotats el Nacional, al menos en aquel momento, no se hubiera hecho. Fueron tiempos de fuertes turbulencias, con un Flotats engrandecido y una buena parte de la profesión que se sentía humillada.

Y llegó la noche de la inauguración oficial del TNC, el 11 de septiembre de 1997, con la representación de L'auca del Senyor Esteve, de Santiago Rusiñol y dirección de Adolfo Marsillach. Josep Maria Flotats salió al escenario antes de empezar la función y habló sin ningún tipo de cortapisas. Y cargó duramente contra todos, seguro que cansado de "soportar" críticas y descalificaciones por parte de unos y de otros. Ahí estaba además la disposición de la Conselleria de Cultura de incluir en la programación del TNC un porcentaje del 35% de las compañías independientes catalanas de teatro y danza. Una clara injerencia política en el terreno artístico, que ningún director de un teatro público puede aceptar; como de hecho ocurre en el Teatre Nacional de Catalunya desde la expulsión del actor y director catalán. Al iniciarse la temporada 1999-2000, la Generalitat derogó esta resolución.

Al margen de los resultados artísticos del estreno de Stalin la figura de Flotats tiene que recuperarse definitivamente para el teatro catalán. Normalizarse, en catalán y en castellano. Por circunstancias diversas este país ya vivió en su día "el exilio" --voluntario efectivamente-- de figuras del teatro catalán como Núria Espert o Adolfo Marsillach. La historia Flotats tuvo lugar en unas circunstancias concretas, que hoy parecen superadas. Pero, hechas las paces y consumado el regreso del hijo pródigo, el talento y la preparación de Flotats tendrían que ser un valor en juego del teatro catalán.

Diario La Vanguardia, 20-Septiembre-2007


Saber escuchar
Josep Sandoval

Por regla general los espectadores que asisten a espectáculos teatrales suelen ser respetuosos y guardan silencio mientras se representa la función. Salvo algunas toses, siempre inoportunas pero propias de la estación, escuchan los diálogos con escasísimos intercambios de opinión con sus colegas de asiento. Así vimos 'Stalin', el nuevo vehículo con que regresó a la escena catalana ese monstruo que es Josep Maria Flotats. De impacto escénico brutal, creíble desde cualquier ángulo, desgranó toda la maldad del monstruo (esta vez en el sentido más etimológico de la palabra) que, humano al fin y al cabo (aunque no ejerciera en la vida real de ello), no duda en acudir a los servicios de una sanadora, a su vez doctora en un hospital, para más INRI de origen judío), para curar sus problemas circulatorios.

El texto, intenso, está construido sobre monólogos, a veces crueles, entre Stalin y Olga, la doctora que le cura y a la que le hace la vida imposible al prohibirle publicitar sus métodos y encuentros, del todo contrarios a las creencias de un hombre que para lograr sus objetivos no dudó en aplicar las más crueles soluciones. Exterminó pueblos enteros, anuló cualquier tendencia democrática y a cualquiera que creyera pudiera hacerle sombra. Resulta por tanto un poco increíble que la confianza de Stalin en la doctora se resuelva con una entrega total en su primer encuentro, del mismo modo que la favorezca en el segundo acto, en un detalle de debilidad impensable en un ser como él.

Lo importante del tema no son los largos textos de Stalin/Flotats, sino la sufrida presencia del personaje de Olga, a quien Carme Conesa dota de una credibilidad extraordinaria. Saber escuchar y, sobre todo, saber callar frente a los desmanes del dictador que dejan huella en la expresión y en el cuerpo de la actriz, cuya presencia es un contrapunto magnífico, perfecto para dar esas réplicas mudas frente a un actor como Flotats capaz de desmontar el mundo con un gesto o una inflexión de voz. Conesa está espléndida en sus silencios plagados de dolor, que la convierten en una víctima sin otra solución que acatar la crueldad de unas decisiones que le son ajenas, pero que acata para evitar males mayores. No hay drama en su gesto, y, si aparece, encubre la desesperación con un rictus de irremediable sometimiento. Una imagen vale más que mil palabras, un silencio o muchos, como en este caso, también.

El club, TV3, 19-Septiembre-2007

Flotats torna als escenaris catalans 10 anys després

Josep Maria Flotats estrena "Stalin" al Teatre Tívoli, després de 10 anys de no actuar a Catalunya. No s'ho va voler perdre ningú.


TV3, 19-Septiembre-2007

Flotats és Stalin

Josep Maria Flotats ha tornat a la cartellera teatral de Barcelona. Ahir va estrenar al Tívoli "Una execució ordinària", una obra gens fàcil en què interpreta Stalin al final de la seva vida.

Video

Diario La Vanguardia, 19-Septiembre-2007

Flotats vuelve con Stalin
Lluís Foix

Noche de gala en el Tívoli de Barcelona. Volvía Flotats con el uniforme de Stalin. Gran expectación en la sala donde descubrí a varios prohombres de nuestra cultura, algún político también, que habían condenado al dictador con la anodina observación de que aquella experiencia criminal no funcionó.

Flotats nos presentó a un Stalin íntimo, solitario, desconfiado y vulnerable. Uno de los monstruos más abominables del siglo hace confidencias controladas a una doctora judía que tiene dotes curativas no científicas. Cómo llenaban el escenario los aterrorizados silencios de Carme Conesa.

Las reflexiones de Stalin las traduce Flotats en monólogos sobre el terror que ha convertido en una cárcel a un país controlado por un régimen que prometía la felicidad para todos, pero sólo cuando se hubieran eliminado quienes no eran dignos de ella, las clases enemigas o las razas inferiores.

Flotats llena la escena con parsimonia, con soliloquios sobre el diván, con movimientos de mano que ocupan todo el espacio. No grita ni se enfada. El mal puede actuar silenciosamente, espiando a todos, invadiendo la intimidad de las personas, destruyendo familias, eliminando a millones de personas para conseguir la dicha de los proletarios.

Stalin y Hitler basaban su cohesión orgánica en el crimen estructural. Los sospechosos que sobrevivían se consumían en los gulags o desaparecían en los campos de exterminio. Los detenidos de los campos eran tratados por los soviéticos según el modelo de los esclavos, mientras que los nazis lo hacían según el de los subhombres.

Flotats interpreta la maldad del personaje que juega con la muerte como la lógica solución a las divergencias políticas. Lo hace sobria y tranquilamente, sabiendo que el fomento del antisemitismo, por ejemplo, siempre es recurrente en Rusia a pesar de que los judíos fueron protagonistas principales de la Revolución y a pesar que Stalin tenga que recurrir a una judía para que le alivie sus dolores.

Los soviéticos, aterrorizados y espiados en su intimidad, no sabían que Stalin había cambiado el partido y lo había convertido en un movimiento totalitario, dispuesto a cometer cualquier crimen y cualquier traición, incluso la traición de la revolución.

Un sistema que no consiguió que personajes tan lúcidos como Bertold Brecht rompieran con el partido durante los juicios de Moscú, donde algunos de sus amigos formaban parte de los acusados y ejecutados arbitrariamente.

La adaptación que fabrica Flotats de Stalin se basa en la novela "Une execution ordinaire" del francés Marc Dugaine que subió al escenario al final y que ha escrito que el comunismo y el fascismo han hecho de la humanidad el hospital psiquiátrico de los seres vivos. No fue un error. Fue un gran horror colectivo.

Me sobró y no entendí el epílogo superfluo que se nos suministró con un relato histórico confuso.

Bienvenido a tu Barcelona, Flotats, para mostrarnos cómo la maldad opera en silencio, brutalmente, sin escrúpulos. Lo peor de aquel nefasto régimen no fue la opresión sino la mentira, el nulo respeto a la persona, la convicción de que el poder se puede mantener con el terror.

Diario El País, 19-Septiembre-2007

REPORTAJE

Stalin purga a Flotats

El público recibe con tibieza el estreno del nuevo espectáculo del actor y director, que no convence en el papel del terrible dictador

Jacinto Antón

"La Comédie sovietique", murmuraba alguien con malicia durante la función (la primera: estreno mundial) anoche en el Teatro Tívoli de Barcelona de Stalin, a propósito de una interpretación, la de Josep Maria Flotats en el rol titre llena de los tics y la cantarella que han hecho célebre al actor, formado en la Comédie Française. Y es que ese tono y esos recursos, esa sofisticación, difícilmente casan con un personaje como Stalin, caracterizado por su astucia pero también por su brutalidad, vulgaridad y despotismo ("la gratitud es una enfermedad que sufren los perros", decía). Poco de eso, es decir poco del auténtico Josif Stalin, hubo en la actuación de Flotats que, paradójicamente cuando mejor daba el tipo del dictador era en los momentos de silencio, cuando la caracterización y la luz -y también sin duda la composición del personaje- arrojaban un parecido asombroso entre el actor y el líder soviético.

Stalin, adaptación del propio Flotats de la novela Une exécution ordinaire, del francés Marc Dugain, es en buena parte un soliloquio del dictador, en la soledad de sus últimos tiempos y durante su última purga, la orquestada con la excusa del complot de las batas blancas, la supuesta conspiración de médicos judíos contra el círculo del Kremlin. En todas las escenas en que aparece, el personaje apenas tiene alguna réplica de la desgraciada Olga (una espléndida Carme Conesa, rica en miradas y silencios elocuentes), la médico y sanadora que se ve abducida junto al tirano para aliviar sus dolores. Ante la sometida mujer, Stalin, un Stalin que no confía en nadie, ni siquiera en sí mismo, desgrana consideraciones sobre el ejercicio despiadado del poder y el terror, sobre la religión, sobre el culto a la personalidad, sobre los judíos, sobre la derrota del nazismo, sobre los infiernos de la Lubianka y hasta sobre Chaplin. Flotats espolvoreó el monólogo del gran verdugo georgiano con ironía fina, humor e ingenio, especies dignas de otro plato (Ricardo III, por ejemplo).

Se preparó Flotats una entrada de gran figura: tras un par de actos apareció avanzando desde el fondo del escenario por los pasillos del Kremlin representados como una escenografía expresionista digna del gabinete de Caligari. Ese primer momento el parecido con Stalin resultaba espeluznante y no era excesiva la comparación con otra gran interpretación reciente de un dictador en sus horas postreras: el Hitler del gran Bruno Ganz en El hundimiento.

Anduvo sin embargo descentrado Flotats durante la representación que finaliza con un epílogo de anticlímax muy poco teatral y que fue saludada con unos aplausos corteses poco entusiastas y no muy acordes con la ocasión.


Diario El País, 15-Septiembre-2007

Camarada Flotats

El actor y director encarna a Stalin en su nuevo espectáculo

Había expectación por ver al camarada Flotats. Se hizo esperar ayer en la presentación de Stalin, el espectáculo que dirige (se estrena el martes en el teatro Tívoli, de Barcelona) y en el que además interpreta al dictador soviético, personaje central de la trama, "un thriller político con suspense". Apareció por fin Flotats, rodeado de los demás actores y no de siniestros chequistas y sudoplatovs del MVD, sin uniforme y con su habitual corte de pelo a lo garçon, pero con los bigotes de morsa del déspota georgiano.

"Dudé mucho sobre cómo hacer el personaje de Stalin", explicó Flotats, tan diferente, en principio, del basto y directo líder soviético, que insultaba a la mujer de Lenin y no sabía cómo usar los cubiertos. "No tengo el físico", reconoció. "He querido huir de lo que podía ser una caricatura. No se trataba de imitar, sino de ser creíble. Tenía claro lo del bigote, es un signo reconocible; me lo he dejado crecer más que enganchármelo cada función porque eso siempre causa problemas. Poca cosa más he hecho. Con los posticeros y maquilladores, modificamos la frente, más recta que la mía. También marcamos las cejas, que Stalin tenía bastante gruesas. Y eso es todo. Eso y la magia del teatro".

Josep Maria Flotats, que dijo que no ve diferencias entre hacer de Stalin o de Ricardo III, encarna a un Stalin en el final de su vida (la acción de la pieza arranca en 1952, el año antes de su muerte). Un Stalin abismado "en la soledad absoluta del que ejerce el poder absoluto", el hombre "que implantó el terror" -recuérdese la Ezhovsch-china, la gran liquidación del 37-38- y "está condenado a la soledad". Ese Stalin "no habla con nadie y cuando lo hace es para engañar y manipular; y está bastante enfermo". Stalin sufrió una hemorragia cerebral masiva en la mañana del 1 de marzo de 1953 en su dacha de Kuntsevo. Lo encontraron sus guardias por la noche, cuando se decidieron a entrar en sus aposentos, pues inspiraba tanto miedo que nadie se atrevía a molestarlo. Lo hallaron tendido en el suelo en pijama y camiseta. Estaba paralizado, no respondía y se había orinado encima. Beria y Malenkov se ocuparon de su maltrecha salud, así que no es raro que muriera unos días después, el 5, provocando un alivio general.

El espectáculo de Flotats, Stalin, adaptación teatral catalana que ha hecho él mismo de una parte de la novela Une exécution ordinaire, del escritor francés Marc Dugain, se centra en un episodio de esos tiempos postreros del dictador, el conocido como la conjura de los médicos o el complot de las batas blancas. "Se dijo que médicos judíos se habían conjurado para eliminar a personajes importantes del círculo del poder, lo que sirvió de excusa para una caza de brujas", recordó Flotats. La campaña se detuvo con la muerte de Stalin. En la pieza, en ese ambiente, Stalin se hace tratar por una médica desconocida (Carme Conesa), casada con un físico nuclear. Ante ella, el dictador rememora la historia y se explica a sí mismo. Para Flotats, es un "monstruo" en "el diván del psicoanalista". El montaje estará hasta enero en Barcelona, girará por Cataluña y Flotats aspira a hacerlo luego para el resto de España.

Diario ABC, 15-Septiembre-2007

Flotats regresa a su tierra con el estreno mundial de «Stalin»


Pletórico, vestido de color crema (calcetines incluidos) Josep Maria Flotats habló durante una hora y media sobre el montaje que estrena el próximo martes, 18 de septiembre, en el escenario del Teatro Tívoli.

Respecto al ritmo de trabajo concretó que «estuvimos ensayando durante todo el mes de mayo; después hicimos un descanso para dejar posarse a los personajes, y en agosto hemos vuelto a retomar el trabajo. El gran lujo es que hemos podido hacerlo en el propio escenario del Tívoli porque estaba cerrado al público».

Flotats alabó la novela de Marc Dugain «Une exéctution ordinaire», que es la fuente de inspiración de «Stalin». «Es un texto contundente y asequible a la vez», resumió en pocas palabras. El actor, que abandonó la escena catalana después de un conflicto muy sonado con el Conseller de Cultura mientras él dirigía el TNC, vuelve ahora por la puerta grande. Flotats se ha dejado un suntuoso bigote «estalinista» y a partir del martes se convertirá en el dictador soviético Joseph Stalin en su decadencia. «He querido huir de hacer una caricatura del personaje —puntualizó—; y en cuanto a mi adecuación estética al personaje, me he limitado a dejarme un bigote, modificar la forma de la frente y simular unas cejas más gruesas».

La escenografía es opuesta a la que pudimos ver en «Arte». «Yo quería un espacio vacío y el resultado es un escenario muy abstracto y funcional que pretende crear un clima opresivo, cerrado y claustrofóbico». Flotats no quiso desvelar ningún detalle de la sinopsis porque espera que funcione su condición de «thriller lleno de sorpresas». Y entre el reparto hay que destacar a Carme Conesa, que llevaba dieciséis años sin actuar en Barcelona y que da vida a la mujer del matrimonio protagonista de esta historia.

Completan el cartel Pere Eugeni Font, Pep Sais, Pepa Arenós, Francesc Pujol, Vladimir Lukin y Alexandre Korotkov. Las funciones en catlán en el Tívoli están previstas hasta el enero 2008.

Diario La Rioja, 15-Septiembre-2007


Flotats se mete en la piel de Stalin

El actor celebra su cincuenta aniversario como intérprete encarnando al dictador soviético

Un Josep María Flotats «muy feliz» regresa el próximo martes a los escenarios catalanes con el estreno mundial de Stalin, una obra adaptada, dirigida e interpretada por él mismo, a partir de del texto Una ejecución ordinaria del francés Marc Dugain, con el que quiere celebrar su cincuenta aniversario como actor.

En la función, Flotats estará acompañado por Carme Conesa, Pere Eugeni Font, Pep Sais y Pepa Arenós. La obra estará en cartel, en catalán, entre el próximo 18 de septiembre y el 13 de enero.

El intérprete, que se ha dejado un suntuoso bigote, se convertirá en el dictador Joseph Stalin, en 1952, un año antes de fallecer, en el ocaso de su vida, y durante la denominada conspiración de 'las batas blancas'.

Flotats afirmó que quiere rehuir de todo lo que sea una caricatura del personaje, por lo que señaló que, aunque en un principio tuvo dudas de entrar en la piel del déspota soviético, porque no se parece nada físicamente a él, ahora no vacila en encarnarlo porque «estoy enamorado del texto, tengo ganas de comunicarme con el público y porque pienso en Ricardo III y en que estamos en el teatro y se trata de ser creíble, más que de reproducir».

Sorpresa final

La obra, aunque no quiso precisar mucho de ella para no desvelar la sorpresa final, trata de las vicisitudes de un matrimonio de científicos, él físico (Pere Eugeni Font) y ella médico (Carme Conesa), en la Rusia de principios de los cincuenta, en pleno 'complot de las batas blancas', cuando el régimen soviético acusó a un grupo de médicos judíos de atentar contra personas de la nomenclatura.

El Stalin que Flotats encarnará en el escenario es, en su opinión, alguien que gobierna y está condenado a una «soledad absoluta», por haber implantado «el terror y que no se fía de su propia sombra».

Para Josep María Flotats lo que presenta es un tipo de teatro comprometido y que a la vez provoca preguntas del tipo: «¿Por qué toleramos psicópatas en el poder? y respuestas como que todos somos responsables de eso».

El Periódico, 15-Septiembre-2007


Flotats: "Stalin no se fiaba ni de su propia sombra"

El actor y director encarna al dictador comunista en un 'thriller' en el Tívoli








Josep Maria Flotats se ha dejado un notable mostacho para meterse en la piel de Stalin, el temido dictador soviético. Ampliar artificialmente su frente y hacer crecer sus cejas son los únicos recursos artificiales que utiliza para transformarse en el hombre que gobernó la URSS con mano de hierro desde mediados de los años 20 hasta 1953.

El Tívoli acogerá el estreno mundial de Stalin el martes. El mismo Flotats se ha encargado de la dirección y la adaptación del texto extraído de la novela francesa de Marc Dugain, Una ejecución ordinaria. Con Stalin regresa a casa tras 10 años de su polémica salida del Teatre Nacional de Catalunya y su posterior trasladó a Madrid. Desde entonces el actor no había vuelto a actuar en catalán, su lengua madre.
"Stalin, el hombre que implantó el terror en la URSS no se fiaba ni de su sombra. Estaba condenado a la soledad absoluta. Apenas hablaba con nadie y, si lo hacía, era para mentir o manipular", afirmó Flotats ayer en la presentación del montaje.
Ambientado en los últimos años de vida del dictador, este montaje en clave con de thriller político muestra las vicisitudes de un matrimonio de científicos en Moscú en 1952 durante el escándalo de las batas blancas. Así es como se conoce popularmente la caza de brujas desatada contra médicos judíos acusados de envenenadores tras la muerte de un hombre próximo a Stalin.

VUELVE CARME CONESA
Carme Conesa, que hacía 16 años que no actuaba en Barcelona, y Pere Eugeni Font interpretan al matrimonio en cuestión. Completan el reparto Pep Sais, Pepa Arenós, Francesc Pujol, Vladimir Lukin y Alexander Korotkov.
"En la obra, Stalin aparece justificándose, explicando su visión de la historia, confesándose", dijo Flotats. El montaje, de dos horas y cuarto de duración con entreacto incluído, obliga al espectador a tomar partido y plantea la eterna pregunta ¿Por qué toleramos que los psicópatas ocupen el poder? "Es una obra que creará debate porque exige al público adoptar un criterio", vaticinó Flotats, que este otoño celebra el 50 aniversario de su debut profesional en el desaparecido Teatre Guimerà.

Diario Avui, 15-Septiembre-2007


Josep M. Flotats torna a Barcelona, després de 10 anys d’absència, amb la seva visió de la primera part de la novel·la 'Une exécution ordinaire'

'Stalin', estrena mundial

Flotats. Stalin. Setembre 2007. Estrena mundial. Amb aquesta contundència, banderoles penjades per la ciutat avisen d’un esdeveniment que sobrepassa l’àmbit teatral: el retorn de Josep Maria Flotats als escenaris de la seva ciutat –“al Tívoli, que sempre m’ha acollit”– dimarts que ve


Flotats. Stalin. Setembre 2007. Estrena mundial. Amb aquesta contundència, banderoles penjades per la ciutat avisen d’un esdeveniment que sobrepassa l’àmbit teatral: el retorn de Josep Maria Flotats als escenaris de la seva ciutat –“al Tívoli, que sempre m’ha acollit”– dimarts que ve, amb Stalin, un espectacle en català que dirigeix i protagonitza ell mateix, i que comparteix amb Car-me Contreras, Pere Eugeni Font, Pepa Arenós, Pep Sais, Francesc Pujol i els russos Vladímir Lukin i Aleksandr Korotkov, “un parell d’indígenes que hi queden tan bé, toquen l’acordió i altres sorpreses”, insinua Flotats.

L’estrena és mundial i indiscutible. L’autor, Marc Dugain, va enviar a Flotats el manuscrit inèdit amb el primer capítol de la novel·la que estava escrivint, Une exécution ordinaire, per demanar-li l’opinió. El volum descriu en tres capítols el passat recent de l’URSS i, aquest primer, se centra en l’estada de Stalin a Geòrgia. A Flotats el va apassionar tant que, sense dir-ho a ningú, va tirar pel dret i va fer-ne l’adaptació teatral. “Em va arribar a finals de juny del 2006 i em vaig passar l’estiu treballant-hi. A tothom que em trucava li deia que era de vacances molt lluny, per poder-m’hi dedicar!”. El més sorprès va ser Dugain, que es va trobar amb el text a punt per al teatre, amb el savoir faire de Flotats. En va quedar tan entusiasmat que ell mateix n’està preparant ara una versió per al cinema.

L’argument
Se situa a l’any 1953, amb un Stalin malalt, en el moment històric del complot de les bates blanques. El Kremlin acusava els metges jueus de voler trencar la successió de Stalin enverinant membres del règim. En realitat buscava una excusa per emprendre una caça de bruixes contra els jueus. Quan gairebé no queden metges, Stalin en necessita un i coneix una metgessa a qui, en la seva soledat, fa confidències com si estigués en el divan d’un psicoanalista. “Un home que vol implantar el terror, que no es pot fiar ni de la seva ombra, està condemnat a la soledat. Quan parla, només és per manipular o enganyar”, explica Flotats. La metgessa està casada amb un físic nuclear i l’obra gira a l’entorn del drama d’aquesta parella jueva, perillosament pròxima al dictador i coneixedora dels seus pensaments.
Malgrat la duresa, hi ha moments per a l’humor i la ironia “per descomprimir”. Per a Flotats, “és un thriller polític amb suspens; no podem explicar-ne detalls perquè va de sorpresa en sorpresa, sempre estàs pendent del que passarà a la següent escena”. La història de fons és contundent: “Insinua un comunisme pur que permet que el públic encara hi estigui d’acord, però a la següent frase... ni parlar-ne! Tota l’estona li està demanant que es posicioni. Hi ha distracció i reflexió”. Assegura que Dugain ha fet un text compromès: “No diu cap a quin costat s’ha d’anar: explica, planteja i fa preguntes com ara «Per què tolerem psicòpates al po-der? Tots en som responsables!». Ell recorda perquè no es torni a repetir”.

Un treball privilegiat
“Abans de posar-me en la pell d’aquest psicòpata, vull dir que em sento feliç, serè, tranquil i còmplice amb els companys, que han aportat tantes idees.” Al maig van començar els assajos. Juny i juliol van ser mesos de pausa “per digerir els personatges”, i Flotats ho va aprofitar per dirigir-se a ell mateix. A partir de l’agost, han tingut el Tívoli a disposició absoluta. “Ha estat un privilegi, ens hem fet nostres el decorat, el so, els llums... Hem treballat amb una serenor i una qualitat que han creat les condicions per ensenyar-ho al públic de la millor manera”.

Flotats està feliç, radiant. S’ha deixat un bigoti gruixut. “No m’hi assemblo gens, però la màgia del teatre és que ningú es planteja que jo sigui Stalin, es tracta de comunicar-ho”. Els actors també estan feliços: “És un dels personatges més importants que he fet mai”, diu Pere Eugeni Font. Pepa Arenós assegura que li ha tornat a despertar l’amor al teatre. Carme Conesa ja en deixa constància: “Estic escrivint una mena de llibre sobre les meves experiències sobre aquest treball dia a dia, ell [Flotats] no ho sabia...”.

De moment, en català
Si s’arriba a fer en castellà, tardarà més d’un any. “La memorització és física, emocional, ve amb el gest, els llums, l’escenari, el partenaire... Si falta alguna d’aquestes coses o surts de l’escenari, desapareix. Fer-ho en un altre idioma és tornar a començar, és com tocar el piano i canviar de dits, tret que fem una traducció literal, que és el més espantós que hi ha. Primer, s’ha d’esborrar!”.

Diario El Día de Córdoba, 15-Septiembre-2007

Flotats interpreta a un Stalin solitario en su regreso a la escena barcelonesa

BARCELONA. El actor y director Josep Maria Flotats vuelve a los escenarios barceloneses tras diez años en Madrid con la interpretación de un Stalin sumido en "una soledad absoluta" durante sus últimos años de mandato en el estreno mundial de la obra Stalin, que tendra lugar en el Teatro Tí­voli de Barcelona el 18 de septiembre

"Stalin muestra la soledad absoluta de quien persigue el poder individual y no compartible, de quien implanta el terror porque no se fi­a ni de su propia sombra y no habla con nadie si no es para manipular o engañar", explico ayer Flotats. La obra, que se interpreta en catalán, arranca con el complot de Las Batas Blancas, en el que el dictador soviético acusa a los médicos judi­os del Kremlin de querer hacer desaparecer a los colaboradores más estrechos de Stalin. Este hecho desencadena una caza de brujas.

Los protagonistas son un matrimonio de cientí­ficos en el Moscu de 1952, interpretados por Carmen Conesa, que vuelve a Barcelona tras 16 años de ausencia, y Pere Eugeni Font, que debuto en el teatro con Flotats. En el reparto también se encuentran Pep Sais, Pepa Arenos y dos actores rusos, Vladimir Lukin y Alexander Korotkov.

La pieza, basada en la novela Una ejecución ordinaria del francés Marc Dugain, podrá verse en el Tí­voli hasta el 13 de enero de 2008.

Diario Avui, 15-Septiembre-2007





Josep M. Flotats torna a Barcelona, en català i després de 10 anys d'absència, amb la seva visió de la primera part de la novel·la 'Une exécution ordinaire', de Marc Dugain

'Stalin', estrena mundial

Flotats. Stalin. Setembre 2007. Estrena mundial. Amb aquesta contundència, banderoles penjades per la ciutat avisen d'un esdeveniment que sobrepassa l'àmbit teatral: el retorn de Josep Maria Flotats als escenaris de la seva ciutat -"al Tívoli, que sempre m'ha acollit"- dimarts que ve, amb Stalin, un espectacle en català que dirigeix i protagonitza ell mateix, i que comparteix amb Car-me Contreras, Pere Eugeni Font, Pepa Arenós, Pep Sais, Francesc Pujol i els russos Vladímir Lukin i Aleksandr Korotkov, "un parell d'indígenes que hi queden tan bé, toquen l'acordió i altres sorpreses", insinua Flotats.

L'estrena és mundial i indiscutible. L'autor, Marc Dugain, va enviar a Flotats el manuscrit inèdit amb el primer capítol de la novel·la que estava escrivint, Une exécution ordinaire, per demanar-li l'opinió. El volum descriu en tres capítols el passat recent de l'URSS i, aquest primer, se centra en l'estada de Stalin a Geòrgia. A Flotats el va apassionar tant que, sense dir-ho a ningú, va tirar pel dret i va fer-ne l'adaptació teatral. "Em va arribar a finals de juny del 2006 i em vaig passar l'estiu treballant-hi. A tothom que em trucava li deia que era de vacances molt lluny, per poder-m'hi dedicar!". El més sorprès va ser Dugain, que es va trobar amb el text a punt per al teatre, amb el savoir faire de Flotats. En va quedar tan entusiasmat que ell mateix n'està preparant ara una versió per al cinema.

L'argument

Se situa a l'any 1953, amb un Stalin malalt, en el moment històric del complot de les bates blanques. El Kremlin acusava els metges jueus de voler trencar la successió de Stalin enverinant membres del règim. En realitat buscava una excusa per emprendre una caça de bruixes contra els jueus. Quan gairebé no queden metges, Stalin en necessita un i coneix una metgessa a qui, en la seva soledat, fa confidències com si estigués en el divan d'un psicoanalista. "Un home que vol implantar el terror, que no es pot fiar ni de la seva ombra, està condemnat a la soledat. Quan parla, només és per manipular o enganyar", explica Flotats. La metgessa està casada amb un físic nuclear i l'obra gira a l'entorn del drama d'aquesta parella jueva, perillosament pròxima al dictador i coneixedora dels seus pensaments.

Malgrat la duresa, hi ha moments per a l'humor i la ironia "per descomprimir". Per a Flotats, "és un thriller polític amb suspens; no podem explicar-ne detalls perquè va de sorpresa en sorpresa, sempre estàs pendent del que passarà a la següent escena". La història de fons és contundent: "Insinua un comunisme pur que permet que el públic encara hi estigui d'acord, però a la següent frase... ni parlar-ne! Tota l'estona li està demanant que es posicioni. Hi ha distracció i reflexió". Assegura que Dugain ha fet un text compromès: "No diu cap a quin costat s'ha d'anar: explica, planteja i fa preguntes com ara «Per què tolerem psicòpates al po-der? Tots en som responsables!». Ell recorda perquè no es torni a repetir".

Un treball privilegiat

"Abans de posar-me en la pell d'aquest psicòpata, vull dir que em sento feliç, serè, tranquil i còmplice amb els companys, que han aportat tantes idees." Al maig van començar els assajos. Juny i juliol van ser mesos de pausa "per digerir els personatges", i Flotats ho va aprofitar per dirigir-se a ell mateix. A partir de l'agost, han tingut el Tívoli a disposició absoluta. "Ha estat un privilegi, ens hem fet nostres el decorat, el so, els llums... Hem treballat amb una serenor i una qualitat que han creat les condicions per ensenyar-ho al públic de la millor manera".

Flotats està feliç, radiant. S'ha deixat un bigoti gruixut. "No m'hi assemblo gens, però la màgia del teatre és que ningú es planteja que jo sigui Stalin, es tracta de comunicar-ho". Els actors també estan feliços: "És un dels personatges més importants que he fet mai", diu Pere Eugeni Font. Pepa Arenós assegura que li ha tornat a despertar l'amor al teatre. Carme Conesa ja en deixa constància: "Estic escrivint una mena de llibre sobre les meves experiències sobre aquest treball dia a dia, ell [Flotats] no ho sabia...".

De moment, en català

Si s'arriba a fer en castellà, tardarà més d'un any. "La memorització és física, emocional, ve amb el gest, els llums, l'escenari, el partenaire... Si falta alguna d'aquestes coses o surts de l'escenari, desapareix. Fer-ho en un altre idioma és tornar a començar, és com tocar el piano i canviar de dits, tret que fem una traducció literal, que és el més espantós que hi ha. Primer, s'ha d'esborrar!".



Guía del Ocio, 14-Septiembre-2007


Stalin según Flotats

De texto
Stalin según Flotats

El actor y director adapta la novela `Una ejecución ordinaria', de Marc Dugain, para volver a estrenar en Barcelona diez años después y celebrar así medio siglo de carrera

Una década ha pasado ya desde que Josep Maria Flotats estrenara por última vez en Barcelona un espectáculo con su firma. El martes, 18, vuelve a su ciudad para conmemorar cincuenta años encima de los escenarios. Para la ocasión ha escogido la novela inédita de Marc Dugain, Una ejecución ordinaria, que él mismo ha adaptado para teatro. Un texto comprometido, con aires de thriller, que navega a medio camino entre realidad y ficción.
El dictador soviético, no obstante, no es el protagonista absoluto, ya que la acción se centra principalmente en el matrimonio de científicos encarnado por Carme Conesa y Pere Eugeni Font. Stalin recrea un episodio, el de las batas blancas, que tuvo lugar en 1952, el año anterior a la desaparición del sátrapa. Entonces, la élite política acusó a unos científicos judíos de un asesinato, lo que permite a Dugain y Flotats indagar en la mente de uno de los mayores carniceros del siglo XX.

Medio Siglo
Ya han pasado cincuenta años desde el debut de Flotats en el desaparecido Teatro Guimerà de Barcelona. Fue representando Les maletes del señor Bernet con la compañía de Lluís Orduna. Ahora vuelve a Barcelona para celebrar una fecha tan especial.

STALIN Del 18 de septiembre de 2007 al 13 de enero de 2008. Teatre Tívoli (Casp, 12).
Horario: de martes a viernes, a las 21 h. Sábado, a las 18 y 21.30 h. Domingo, a las 18 h.
Precio: a partir de 25 ¤. Consultar Cartelera de teatro.

Diario La Vanguardia, 13-Septiembre-2007


El Stalin de Josep Maria Flotats

Josep Maria Flotats estrenará el próximo martes en el teatro Tívoli
Stalin, una producción que dirige y en la que interpreta al dictador soviético. La obra Stalin está basada en la novela de Marc Dugain (Senegal, 1957) Une exécution ordinaire.

Con esta obra, Flotats regresa a Barcelona tras diez años de exilio voluntario del teatro en catalán, para celebrar sus cincuenta sobre los escenarios, con un estreno absoluto, mundial le gusta decir, y compartiendo escenario con Carme Conesa, Pep Sais, Pepa Arenós, Pere Eugeni Font y Jordi Muixí. La adaptación teatral de la novela, según ha declarado el actor a la revista Teatre BCN,es un "thriller político de suspense. Pero es evidente que plantea preguntas. Dicen constantemente que estamos dormidos, que vivimos en un mundo movido sólo por el dinero y donde la globalización puede mandar como quiera. En cierta manera es verdad. Pero, por otra parte, ¿por qué lo permitimos? ¿Cómo puede ser que un hombre consiga dominar a cien millones de individuos?"

En suma, un teatro de tesis y de reflexión cuya acción transcurre en el Moscú de 1952 durante los dos últimos años de vida de Stalin y en el momento en que se produjo el llamado escándalo de las batas blancas, surgido del miedo del dictador que acusó a los médicos judíos de conspirar contra él y contra el Estado.