Diario de Navarra, 21-Marzo-2009


JOSEP MARÍA FLOTATS ACTOR Y DIRECTOR TEATRAL

Flotats y Triola, duelo verbal en el Gayarre

- Ambos actores dan vida a Descartes y Pascal en una obra del francés Brisville

- "El encuentro de Descartes con Pascal joven" llegó ayer a Pamplona, y hoy repetirá función a las 20 horas

- "Empecé en Barcelona haciendo doce funciones semanales por cien pesetas; me parecía mágico hacer de actor"


Convénzame de que ésta no es una función para intelectuales.

No, en absoluto. Es una obra para gente de bien que le interesa saber qué piensan dos genios. No es una clase magistral, sino el encuentro entre dos genios del siglo XVII que hablan de temas elevados pero que, al final, son las mismas preocupaciones que sigue teniendo la humanidad hoy.

Vuelve al teatro de texto. ¿No es una apuesta arriesgada, en estos tiempos del boom del musical?

No, yo creo que no. Son dos géneros de teatro muy distintos, y la gente sabe qué es lo que va a ver. Esta obra no solamente no es minoritaria, sino que es popular, como nos ha demostrado el lleno del Teatro Españolde Madrid día tras día.

Ha llegado a decir que el teatro es como un sacerdocio laico.

No sé si es así para todo el mundo, pero sí para mí. Lo digo en el sentido de entregarse completamente a algo en lo que se cree. Esta especie de pasión se parece a un sacerdocio, laico naturalmente, aunque sea un palabra un poquito peligrosa. Yo estoy 24 horas al día con el teatro, haciendo, pensando o imaginando. Cuando preguntan: ¿Te vas de vacaciones? Sí, claro, pero debajo de un pino o bañándome en el mar, mi pensamiento está con el teatro. No es trabajo, es placer, entrega total, matrimonio.

¿Y nunca se tienen ganas de echar una canita al aire?

¡Pero si es que no me cansa! Una cosa son las horas de ensayo, que eso tiene que tener un horario, y otra imaginar, leer textos... Es una ocupación apasionante.

Lleva más de 50 años en los escenarios. ¿Qué balance hace?

Siento que tengo la misma necesidad de teatro, la misma pasión, que cuando empecé. Quizá he adquirido oficio y madurez, aunque tampoco me gustan esos términos, porque implica que te has aburguesado en tus interrogaciones. Creo que siempre hay que ponerse en peligro, arriesgarse, jugársela.

Empezó a estudiar teatro en Estrasburgo gracias a una beca que le dio el Instituto Francés de Barcelona, después de pedirla día tras día durante meses. ¿Es verdad que la crearon ex profeso para usted por su insistencia?

(Ríe). Sí, es verdad, aunque eso lo supe después. No sé cómo tuve esa cara. Hoy no me atrevería a volver a un sitio donde me dicen que lo que les estoy pidiendo no existe.

¿Esa constancia es la que le ha valido a lo largo de la vida?

Seguramente. Debo de ser tozudo.

¿Es cierto que empezó a haciendo doce funciones semanales por cien pesetas?

Sí, también es cierto. Fue en Barcelona, antes de que me dieran la beca. Fue una época fantástica, llena de ilusión. Me parecía mágico salir de mi casa para ir al teatro. ¡Hacer de actor! Era algo impensable, que me costaba creer.

¿Recuerda su etapa como director del Teatro Nacional de Cataluña con un sabor agridulce?

No, en absoluto. Lo recuerdo como una etapa apasionante. Yo lo provoqué, lo creé, puse todo mi esfuerzo en que se hiciera y estuve más de 13 años allí. Me siento muy orgulloso de todo eso. Otra cosa son los problemas que hubo después, porque yo no acepté transformarme en un felpudo sobre el que el político se limpiara los pies cada día. Pero eso es otra historia, que ni me interesa.

¿Es imposible mantener la libertad de creación cuando hay dinero público detrás?

No sé si es imposible, pero sí es visiblemente muy difícil.

¿En este país más que en otros?

En mi caso concreto, que estamos hablando de hace más de diez años, diría que había unos tics, unas maneras de actuar, heredadas del franquismo. Por más demócratas que se dijeran, aún se pensaban como el amo que manda y ordena. Creo que, por suerte, esas actitudes van desapareciendo.

¿Qué le queda por hacer?

Muchísimas cosas, pero no sé cuáles. Seguir haciendo teatro es apasionante.

De retirarse, nada.

¡Ni hablar! Mientras pueda y aguante, ni hablar. Quizá es insensato, pero así lo siento.

Diario de Noticias, 20-Marzo-2009

josep maria flotats, director y coprotagonista de 'el encuentro de descartes con pascal joven'

"En este caso, la imaginación del escritor rellena los huecos que desconocemos de la Historia"

El Gayarre acoge hoy y mañana el nuevo duelo interpretativo de uno de los primeros espadas del teatro europeo, que esta vez pisa las tablas junto a otro actor catalán, Albert Triola. Ambos encarnan a las que, muy posiblemente, fueron las dos mentes más brillantes del siglo XVII

Ayer por la tarde, apenas quedaban unas pocas entradas para asistir a las dos funciones de este montaje estrenado con gran éxito en enero en el Teatro Español, en el que Flotats vuelve a dirigir un texto de Brisville, que ya le acompañó en La cena , y que, de nuevo, propone un debate de altura, aunque "asequible para todos los públicos", insiste el actor catalán, para quien resulta "todo un placer" convertirse en "transmisor" de las palabras del poeta.

¿Qué tiene Brisville que le resulta tan atractivo?

En primer lugar, para mí es un buen autor vivo que, además, es amigo mío, por lo que puedo acudir a él cuando como director me surge una duda. Eso es un privilegio, pero, sobre todo, lo que me gusta de Brisville es su calidad de escritura, sus planteamientos intelectuales y su compromiso de reflexión. Él abre puertas. A partir de hechos históricos constrastados, hace una obra de creación, inventando lo que se pudieron decir personajes como Descartes y Pascal en el único encuentro del que tenemos noticia. Se sabe que estuvieron reunidos cinco horas y se conoce la correspondencia que mantuvieron con sus familiares, pero nada de lo que allí hablaron; de manera que, a partir de ahí, Brisville usa su imaginación.

Y el teatro rellena los huecos que deja la historia oficial.

Así es. Siempre digo que los poetas tienen un tercer ojo y que, probablemente, la creación poética es la que más se acerca a la realidad. En este caso, seguramente será bastante acertado lo que Brisville escribe sobre lo que Descartes y Pascal se dijeron. Por lo tanto, es cierto, la imaginación del escritor, del poeta, rellena esos huecos de la historia. Y nos instruye sobre lo que pudo suceder de verdad, invitando a nuestra mente a pensar en ello.

La reflexión también está presente en el texto, ¿se enfrentan mucho estos dos personajes?

No. Y ésa es una de las cosas que más me gustan de esta propuesta, que presenta un debate, a veces incluso caluroso, entre dos conceptos distintos de ver el mundo. Es algo así como el encuentro de dos hombres de bien, y a partir de ahí no hay manipulación, no hay preferencias. Habrá quien se quede con Descartes por la sabiduría científica y filosófica que le da la edad, y otros optarán por Pascal, que tiene mucha sabiduría por genio, pero no por años. El diálogo entre los dos es totalmente enriquecedor para nuestra época, porque hablan de temas que hoy nos resultan contemporáneos.

¿Se trata, pues, de una obra cuyos contenidos están vigentes?

Completamente. Dejando a un lado la ética y la moral y hablando sólo de cosas científicas, Descartes había trabajado ya en 1630 en lo que luego sería la Teoría de la relatividad. Y en la misma época también se intentaba avanzar en la teoría de Copérnico sobre el movimiento de la tierra alrededor del sol, pero, claro, la Inquisición reprimía esta clase de conocimientos. La censura política y religiosa iban juntas y estaban muy presentes en el siglo XVII francés, de manera que mentes geniales como las de Descartes y Pascal se mantenían fuera de la legalidad vigente. Uno porque se rebeló contra una Iglesia comprometida con el poder y el otro porque deseba pensar libremente. Hoy diríamos que ambos eran políticamente incorrectos.

Hay quien puede pensar que ésta es una obra muy elevada y que sin conocer algo de los personajes será difícil comprenderla.

En absoluto. Si estrenásemos en Pamplona, podría tener la duda, pero resulta que como lo hicimos en el Español y teníamos el teatro lleno hasta la bandera cada día, puedo decir que el público sigue perfectamente la obra. Además, el texto tiene mucha ironía y las réplicas de los dos personajes provocan la sonrisa del público. Brisville es brillante porque realiza planteamientos elevados con un lenguaje de altísimo nivel, pero nada acartonado y asequible para todo el mundo. Y aquí tengo que mencionar también a Mauro Armiño, que ha sabido mantener esas cualidades en la traducción. Luego, evidentemente, habrá tantas lecturas de la obra como espectadores, y todos encontrarán lo que les gusta, porque, además, es un placer escuchar como fluye el lenguaje de este texto.

En alguna ocasión ha dicho que fluye como una sinfonía.

Cuando ensayaba con Albert Triola, que hace un Pascal fantástico, le decía que teníamos que trabajar el texto como si fuera un lied schubertiano. Porque importa el contenido, pero también la forma y, por tanto, la interpretación. Si fuéramos músicos, cogeríamos la partitura e intentaríamos sacarle lo máximo, los acentos, los tempos, el ritmo, los fortes, etcétera.

Dice que la obra está muy vigente, ¿será porque no hemos avanzado nada o porque, al final, los temas que nos preocupan son parecidos en todas las épocas?

Está claro que hay asuntos que siempre nos acompañan porque nos superan: de dónde venimos, adónde vamos. Vamos encontrando explicaciones científicas a estos temas que nos llevan a nuevas preguntas. De otro lado, está claro que, por suerte, la humanidad avanza, aunque siempre lo hace a trancas y barrancas, y a pesar de las dificultades o censuras de cada momento. Quizá en el siglo XVII o XVIII hubiésemos tenido ya a un Einstein, y si a Galileo no le hubieran parado...

¿Cómo se ha sentido al ponerse en la piel de un pensador y científico como Descartes, tan relevante, pero en realidad bastante desconocido?

Brisville es un escritor muy serio y se ha documentado sobre la obra de Descartes y la de Pascal, pero él mismo dice que no es ningún erudito en estos temas. Es un escritor curioso que se ha leído la correspondencia de los dos, y a partir de ella, ha construido dos personajes de carne y hueso, porque, a través de sus cartas, el autor ha podido conocer sus preocupaciones, sus dolores, sus alegrías, sus problemas familiares, sus viajes, su salud... En este sentido, Brisville me comentó que, si bien todos tenemos una imagen de Descartes como un intelectual seco, austero y muy racional, resulta que en el fondo no era así, y para sacar esta conclusión se basó en una frase que leyó en una de las cartas, en la que el filósofo, que acababa de perder a una de sus hijas, escribía algo así: 'No soy de los que piensan que las lágrimas son cosas sólo de mujeres'. Eso me acercó mucho a la humanidad y a la sensibilidad de Descartes.

Retoma la fórmula del duelo interpretativo, ¿le estimula?

En realidad, la obra me gusta ante todo por su contenido. Luego, que se desarrolle entre dos, entre tres o entre quince es lo de menos. Lo que ocurre es que ésta es así, y, además, al ser yo el director, me permite trabajar mucho más con el partenaire , porque no tengo que dividir las horas de trabajo entre más gente. Sólo somos dos, y es una especie de clase particular. Y, así, el resultado también puede ser más enriquecedor.

¿Les ha llevado mucho tiempo encajar el uno con el otro?

Hemos trabajado mucho. Hemos tenido casi ocho meses de ensayos. Comenzamos en mayo, junio y julio del año pasado, descansamos en agosto y retomamos en septiembre hasta enero, cuando estrenamos en el Teatro Español. Ha sido una preparación muy intensa, pero la obra lo necesita y lo merece, porque, al margen del texto, y siguiendo con la comparación musical, había que sacarle todos los acentos, las pausas, el brillo, el lento, el largo a la partitura. Y eso lleva tiempo.

En escena encarnan a un filósofo veterano y a otro más joven; en la realidad, son uno intérprete con muchas tablas y otro con unos diez años de carrera.

Sí, también hay algo de eso. Albert Triola me dijo un día que tenía la sensación de estar ante el maestro. Ésta no es mi intención en absoluto, sobre todo porque Descartes en la obra no se pone en la posición del maestro, sino que sabe que tiene un conocimiento superior adquirido a través de los años... Y puede que, de algún modo, también se dé algo de esto entre Albert y yo, aunque yo no lo quiera.

Lo que tiene claro es que en este caso y en otros, lo que le importa ante todo es la palabra. ¿De ahí la austeridad en la escenografía y el vestuario?

Sí, el verbo es el protagonista del espectáculo. Pero es que, además, en este caso la dramaturgia lo exige, porque aquí se narra el encuentro entre dos mentes privilegiadas que tuvo lugar en el convento de los Mínimos de París, así que apenas sale una celda, una sala de estar, una silla, una mesa, un banco y nada más.

Y, de esta dialéctica en entre los dos personajes, ¿surge alguna respuesta o más preguntas?

Surgen más preguntas. Y, como dice el público, surge debate. Hay quienes se quedan con Descartes, otros con Pascal; en algunos momentos con uno y en otros, con el otro. Hay gente que me ha dicho que hace años le interesaba uno de los dos y ahora le interesa el otro. Se ha generado mucho debate y eso no es ordinario.




Diario Vasco, 13-Marzo-2009


VITORIA

Josep María Flotats y Albert Triola encarnan a los filósofos en una obra basada en un texto de Brisville
El escenario del Teatro Principal gasteiztarra recibirá hoy y mañana la visita conjunta de los dos mayores filósofos del siglo XVII: René Descartes (1596-1650) y Blaise Pascal (1623-1662). El encuentro de Descartes con Pascal joven es un texto que escribió el dramaturgo francés Jean-Claude Brisville, autor entre otras obras de La cena, y que Josep María Flotats ha querido recuperar. Después de varias semanas representándose con gran éxito en el Teatro Español de Madrid, su gira fuera de la capital española arranca a las 20.30 horas en Vitoria.
Hay que remontarse hasta el 24 de septiembre de 1647 para entender la dramaturgia, fecha en la que estos dos intelectuales se encontraron en el convento parisino de los Mínimos. Hablaron durante varias horas, pero el contenido de la conversación no trascendió, lo que animó a Brisville a imaginar libremente su diálogo. «Es una obra de ficción, a partir de un hecho real contrastado. Con grandísimo talento, Brisville reconstruye ese diálogo en el que recoge las debilidades, interrogaciones, miedos, pensamientos e ilusiones de estos dos personajes en la vida privada», explicó ayer Flotats, que además de dirigir el montaje, también encarna a Descartes.

Cuando se produce el encuentro, Descartes ya ha escrito su obra maestra y ama la vida; mientras que Pascal, interpretado por Albert Triola, a sus 24 años, ya estaba reconocido como un genio por varios inventos científicos que ideó, entre ellos, la maquina aritmética. En el texto de Brisville, traducido por Mauro Armiño, el joven Pascal se encuentra sumido en una tremenda crisis mística y decide abandonar la investigación científica para centrarse en el más allá y la salvación de su propia alma. En ese contexto, el público asistente será testigo de un enfrentamiento de dos personalidades y de dos vidas que se oponen totalmente, pero que presentan una gran curiosidad por conocerse.
«Con gran respeto, intentan convencerse el uno al otro y nos dan la posibilidad de asistir a una conversión entre dos personas que hablan de cosas que entendemos», añadió. Y es que, a pesar de tratarse de un lenguaje culto, éste fluye con gran facilidad haciendo accesible el texto a todo tipo de público. «La obra da felicidad a los espectadores sea cual sea su nivel de conocimiento», apuntó. Después de ver el montaje, muchos salen con la sensación de ser más inteligentes de lo que pensaban. El duelo dialéctico no tiene ganador y eso es precisamente lo que hace que el espectáculo, con tintes contemporáneos, tenga tantas lecturas como asistentes hay en la sala.
Además, Flotats también reconoció que en la obra hay algo estremecedor, ya que a pesar de la época, existían mentes, como la de Descartes, «que aspiraban a la libertad de pensamiento». Hay que recordar que Descartes renunció a publicar un libro defendiendo la teoría de Copernico, después de conocer la condena de Galileo.

En cuanto al espacio escénico, el director catalán opta por la «austeridad total». Dos mesas, dos sillas y una vela, que hace referencia a la luz de la inteligencia de estos personajes, son los únicos elementos obre el escenario, impregnado por el color negro, al tratarse de una época un tanto «oscura».
Entradas
Las entradas para hoy, a 6, 12 ó 18 euros, se pueden adquirir en el Principal, desde dos horas antes del inicio del espectáculo. Para de mañana, la adquisición de los billetes se puede realizar a través de Internet, buzones automatizados, en taquilla y en el 945161045. Mañana sólo en taquilla.

Diario Noticias de Álava, 13-Marzo-2009

Visiones del mundo

Fecha: Hoy, viernes 13 y mañana, sábado 14 de marzo. Hora: 20.30 horas. lugar: Teatro Principal.

el dramaturgo francés Jean-Claude Brisville no quería hacer un teatro de Historia meramente retrospectivo. En su apuesta por otra fórmula, ha decidido enfrentar sobre las tablas las ideas y caracteres de los dos mayores filósofos del siglo XVII: Descartes y Pascal. Uno jesuita, el otro jansenita. Dos mentes brillantes cuyas visiones del mundo se confronta en un momento crucial de su vida. Un solo encuentro cuyos huecos ahora se llenan sobre un escenario. A través de un texto inteligente y cuidado se dibujan no sólo los rasgos de dos grandes pensadores, sino también la época en la que vivieron. Louis XIV impone su autoridad al siglo y los jesuitas su doctrina en el seno de una iglesia que persigue a los jansenistas.

Diario Noticias de Álava, 13-Marzo-2009


"¿Cómo es posible? Hoy seguimos con las mismas preguntas que en el XVII"

Josep María flotats presenta hoy y mañana 'El encuentro de descartes y pascal joven'

El Principal, donde quedan entradas para las dos sesiones, recibirá al actor y director acompañado por Albert Triola

Es, sin duda, uno de los grandes nombres de la escena. Y, por fortuna, sobre las tablas del Principal se ha podido disfrutar de su maestría tanto como director como intérprete en más de una ocasión. Hoy y mañana regresa al escenario de la calle San Prudencio después de unos meses triunfales en Madrid, arrancando en la capital alavesa su gira estatal. La excusa que devuelve a Josep María Flotats a la ciudad se titula El encuentro de Descartes con Pascal joven , texto del dramaturgo francés Jean-Claude Brisville, con el que el actor ya ha trabajado en propuestas como La cena . Lo suyo es teatro es mayúsculas y, para el que todavía no tenga sus entradas, que no se duerma en los laureles pero que tampoco lo deje pasar. Todavía quedan.

Con un bagaje profesional insuperable y premios por doquier en sus vitrinas, incluyendo reconocimientos internacionales de gran prestigio, Flotats vuelve a la escena con este combate dialéctico e intelectual a dos en el que se hace acompañar por Albert Triola sobre un escenario casi vacío. "Aquí el verbo es lo importante", resaltó el veterano intérprete, que ayer adelantó su visita a Gasteiz para encontrarse con la prensa después de haber estado llenando el Teatro Español desde diciembre hasta hace unos días con este montaje.

Al igual que en La cena , Brisville parte de un hecho real para idear esta obra. Y es que hay constancia histórica de un encuentro real en París, de unas cinco horas de duración, entre Descartes y Pascal en 1647. Partiendo de ese acontecimiento y revisando la correspondencia de ambos con familiares, amigos y colegas, el dramaturgo alarga esta conversación para llevarla a la escena. Un diálogo entre dos intelectuales en épocas diferentes de sus vidas. Uno, joven y con toda la vida por delante, que todavía no ha desarrollado su faceta de escritor pero que ya es reconocido por su labor científica, aunque sumido en una profunda crisis mística. El otro, en el camino final de su paso por el mundo tras años de esfuerzo, pensamiento y reconocimientos.

Partiendo de los miedos, las debilidades, las interrogaciones, las ilusiones y las aspiraciones de ambos se construyen dos personajes que no son una entelequia intelectual, sino de carne y hueso. "La obra profundiza en conceptos de vida que se oponen completamente. Es un enfrentamiento de ideas, que pertenecen a mundos distintos pero que, cómo decirlo, son hombres de bien, las dos mentes más brillantes del siglo XVII", apuntó el actor y director.

Como destacó Flotats, algo que une a los dos protagonistas es, más allá de sus diferencias intelectuales y de edad, que están fuera de lo establecido, de lo que hoy se llamaría políticamente correcto. Descartes, por un lado, debe trasladarse a Holanda para poder expresar de forma libre su pensamiento puesto que en Francia es considerado un hombre peligroso sólo por pedir reflexionar diferente. Pascal, por otro, es un "cristiano de las catacumbas", muy crítico con la Iglesia oficial, su poder y su corrupción.

Desde el respeto pero también desde la oposición más férrea, ambos intentan convencerse el uno al otro sin que, claro, lo consigan. "No hay ganador del combate", comentó el intérprete para añadir que "el autor lo que hace es abrir puertas; no hay perdedores filosóficos o intelectuales, sí preguntas".

Eso sí, Flotats quiso aclarar que el montaje habla de conceptos "que entendemos. No se necesita ningún estudio especial para seguir la obra. Al salir del teatro, hay gente que nos ha dicho que se ha sentido más inteligente de lo que creía que era. El talento de Brisville es que consigue con el texto generar la misma sensación que cuando acabas una buena novela".

En este sentido, el actor aseguró que "lo increíble por momentos es pensar que estos señores ya pensaban estas cosas en el siglo XVII y hoy seguimos en esas mismas preguntas. ¿Cómo es posible? ¿No hemos avanzado nada o hemos ido a peor?".

Las respuestas, por lo menos algunas, subirán hoy y mañana al escenario en el Principal, con las dos sesiones a las 20.30 horas.

El Correo Digital, 13- Marzo-2009


Josep María Flotats presenta hoy y mañana en el Principal su último éxito teatral

Si los Reyes Magos vienen de Oriente, los dos grandes pensadores del siglo XVII llegan a Vitoria desde el sur. Y es que 'El encuentro de Descartes con Pascal joven' se presenta hoy y mañana en el Principal, después de ser un gran éxito en el Teatro Español de Madrid, donde incluso se han llegado a prorrogar las funciones previstas en un principio.

La obra, interpretada por el también director Josep María Flotats y el joven Albert Triola, parte de un hecho real, ya que ambos personajes coincidieron en septiembre de 1647 en París, en el convento de los Mínimos. Mientras Descartes era un reconocido pensador, Pascal aún no había escrito sus obras filosóficas. «No es el que terminará siendo. Estaba en una tremenda crisis mística. Piensa que todos sus conocimientos intelectuales y científicos no le llevarán a ninguna parte. Cree prioritario pensar en el más allá y en la salvación del alma», recordó Flotats, que ha vuelto a trabajar con un texto del mismo autor de 'La cena', Jean Claude Brisville.
Pero en aquella pieza el escritor se basó en «en la dialéctica política, en hechos históricos que se pueden contrastar, un intercambio de cromos entre políticos». En 'El encuentro', sin embargo, se trata de «profundizar en conceptos de vida que se oponen», lo que se ha construido a través de un diálogo «inspirado en la correspondencia de los dos, no entre ellos», distingue el director.

Políticamente incorrectos
Debilidades, interrogantes, ilusiones y miedos construyen «unos personajes de carne y hueso a los que se les ve vivir apasionadamente», con un público que puede aproximarse en distintos momentos más a uno de ellos, dentro de un espacio escénico donde sólo unos escasos muebles de estilo Luis XIII acompañan a los dos personajes. Pero son «dos de las mentes más brillantes» que a la vez se encontraban «fuera de la legalidad oficial, lo que hoy diríamos políticamente incorrectos».

En este marco, «es posible asistir a una conversación entre dos mentes privilegiadas, pero que se entiende. No hacen falta unos estudios especiales», subraya Flotats y añade que «es una obra que da felicidad a los espectadores, sea cual sea su nivel de preparación o conocimiento».
Otra cuestión ha sido la necesaria maestría de Mauro Armiño a la hora de traspasar al castellano un lenguaje «que no es una imitación de un francés antiguo y artificial». La versión ha mantenido un elevado nivel literario, «pero fluido», precisa Flotats.

El Correo Digital, 11-Marzo-2009


El actor arriesgó en ‘La cena’ al proponer dos horas de diálogo desnudo y ahora vuelve a la carga



A Josep-Maria Flotats le gustó ‘La cena’. Tanto el contenido como la forma de aquel texto de Jean Claude Brisville se ajustaban a su manera de entender el teatro. Por eso ha cogido otra pieza del mismo dramaturgo para su última entrega. ‘El encuentro de Descartes con Pascal joven’, se llama. Que nadie se asuste: teatro de texto, asequible, dobles sentidos, ironía, reflejo de una época de la que se pueden aprovechar muchas cosas para la nuestra. Todo un trabajo de adaptación que Flotats, un Descartes mayor que tiene como bandera la razón y alucina con las creencias del joven Pascal, transmite con pasión.
-Otra vez Brisville. ¿Por qué?
-Tiene un gran talento. Sus historias enganchan en el contenido y en la forma, es literatura apasionante, quieres saber qué pasará después. Crea suspense y sorpresa. Y es accesible a todos porque tiene tantas lecturas como espectadores. Los personajes y las réplicas son brillantísimos.
-¿En qué momento se encuentran estos dos genios?
-Descartes está al final de su vida y Pascal es ya un joven genio que descubrió con 16 años lo que sería el antecesor de nuestros ordenadores. Entre ellos hay diferencias generacionales, de edad, de caracteres, de conceptos de la existencia… En todo. Ven el mundo y la vida de forma opuesta. Pero son hombres de bien, sinceros, honestos, que debaten. No es un enfrentamiento, y esa es la lección: son diferentes pero dialogan.
-Pues está de actualidad, entonces.
-Eso es lo que me fascina del autor. Este encuentro trascurre es un hecho histórico ocurrido en 1647 en un convento y, a pesar de la distancia, Brisville le da una abrumadora actualidad. También ocurría en ‘La cena’, donde dos grandes cínicos se dedicaban a negociar. Era una crítica feroz de un humor corrosivo. Estaba dos pisos por debajo de ‘El encuentro’, que sólo se leía en clave política.
-¿Y esta?
-La de Descartes, un Galileo adelantado a su época, un científico que no podía pensar libremente y que luchaba contra los intereses superiores, que entonces eran religiosos. Pascal, sin embargo, está en plena crisis mística, cree que no puede investigar porque debe pensar más en la salvación de su alma, en el más allá. Es víctima de su educación; Descartes, de su tiempo, porque la razón estaba castrada. ¿Dónde habría llegado la Humanidad si no hubiera sido así? Más lejos, mejor, antes.
-¿Qué tienen en común?
-Son dos grandes sabios con sus convicciones. Dos grandes humanistas. Ellos son la luz en un mundo oscuro.
-¿Los hay hoy?
-Si los hay no tienen la palabra. No se les promociona, no se les oye.

Una buen socio

Junto a Flotats, un joven al que el director tenía ganas de pillar para un mano a mano. Con Albert Triola trabajó en la ‘Orestiada’. «Es magnífico», dice. El año pasado estuvo con Gerardo Vera en el papel de Edgar, del ‘Rey Lear’. Flotats se reservó la elección de su compañero –y la escenografía y el vestuario– porque «tenía muy claro cómo hacer la obra. ¿Para qué explicárselo a otro y luego tener que corregirlo?», se ríe. «Hemos estado ocho meses de ensayos. No se trataba de darnos la réplica, sino de cómo hacerlo, cómo pensar como ellos. Es como una partitura con dos solistas, con sus solos, sus allegros, sus pianissimos, sus silencios...»

Gaceta.es, 3-Marzo-2009


Josep María Flotats : "Trabajo para convencerme de que mañana será mejor que hoy"

El próximo día 13, Josep María Flotats inicia en Vitoria la gira de su última obra: El encuentro de Descartes con Pascal joven.

Arte, París 1940, La Cena, Stalin… y, ahora, El encuentro entre Descartes y Pascal joven. El 13 de marzo abre gira en Vitoria y sus compromisos llegan hasta bien entrado 2010. Director, actor, escenógrafo, productor… Flotats emociona, convence y eleva el teatro a arte mayor. De él se pueden destacar su exquisita dicción, su enorme variedad de registros, su lenguaje templado y calmo… pero, por encima de todo, su honradez, su exquisitez de modales y su ternura tan particular.

Enhorabuena por este nuevo exitazo.
Gracias, veo el teatro lleno, la gente aplaude y sólo puedo decir: gracias.

Madrid se ha rendido otra vez ante Flotats, ¿es plaza conquistada?
Nunca nada es conquistado en teatro. Cada día es un nuevo examen y, si funciona, una propina. Hoy es causalidad; a lo mejor mañana, no.

El suyo es teatro de texto, sin embargo el cómo llega a superar al qué.

Sí, porque se puede destrozar a Bach.; pero, si se toca bien, es una sublimidad. El teatro es eso.

Se sabe que Descartes y Pascal se encontraron, pero no qué se dijeron.
Como siempre, los poetas son adivinos y construyen la realidad. Brisville inventa lo que pudo suceder en aquel encuentro.

¿Se ha dejado seducir por Descartes?
Mi formación francesa es completamente cartesiana, aunque yo soy un admirador de Pascal por la obra escrita. Lettres provinciales es una obra magnífica con una ironía extraordinaria.

¿No ha disfrazado un poco a Descartes, presentándolo más tierno y sentimental de lo que hemos estudiado?
Este es el Descartes que Brisville quería. Me contó que, al leer su enorme correspondencia, se paró en una frase importante que escribió cuando murió su hija: “No soy de los que piensan que las lágrimas son cosas sobre mujeres”. Ahí se le hizo un personaje entrañable y quiso humanizarlo.

Frente a la razón de Descartes me quedo con la pasión de Pascal.
A mí también me fascina Pascal por su fe absoluta, por su voluntad de “o todo o nada”, que algunos seguimos teniendo. Pero también me apasiona Descartes por su sensatez, por ese equilibrio emocional que uno no tiene y que le gustaría tener.

¿Es usted un escéptico?
¡Nooo!, soy un pesimista activo. No creo que mañana sea mejor que hoy, pero trabajo porque quiero convencerme de que sí lo será; de lo contrario, no podría seguir adelantando.

Llegado el momento, ¿cómo trataría de salvar su alma?
Repaso mi vida desde niño… y creo que no he cometido faltas graves.

Eso se llama tranquilidad de conciencia.
No sé si es eso, quizá tenga remordimientos de no haber dedicado más tiempo a la gente que quería y ya no está. Pero digamos que no tengo conciencia de haber cometido barbaridades que exijan un juicio (se ríe).

¿Está usted salvado?
No lo sé, pero me molesta creer que yo no debería tener que rendir cuentas graves porque pienso que, entonces, la gente mala que merecería castigo no lo tendría y eso me aterra; eso sí que me pone de mal humor.