El Periódico, 20-Septiembre-2007

Stalin

El actor y director Josep Maria Flotats consigue siempre que sus noches de estreno vuelvan a ser como antes. Porque las noches de estreno, como sabe muy bien Sergio Vila-Sanjuan, han de ser noches con más cultura aparente que televisión.

Noches de navajeo cultural y exhibicionismos varios. Así han de ser las noches de estreno. Noches, por ejemplo, con la daga siempre a punto del abad teatral y mitrado Ricard Salvat, hoy Caid de Tortosa. Noches para hablar de astronomía práctica con gentes tan apropiadas como Joan Tapia, Lluís Foix y Josep Cuní. Con estos tres astrónomos se puede hablar mucho y bien de estrellas fugaces, eclipses e incluso de agujeros negros.

O sea, que Flotats, el muchacho que quedó impresionado después de ver las pinturas negras de Goya, nos ha traído al Tívoli su Stalin y los que somos simples espectadores se lo agradecemos. Mayormente porque esto nuestro es cada vez más una enfermedad. Esto nuestro, ahora mismo, culturalmente hablando, es poder apuntarse a la feria de Fráncfort. Avión, hotel y comidas gratis. Y de estas vacaciones de otoño, que pagamos todos, solo se beneficiarán unos cuantos. No se beneficiará nuestra cultura sino unos cuantos archiduques, comisarias, palafreneros y mozos de cuadra, que han llegado al patriotismo por la senda de la subvención.

La noche del martes, la noche del estreno de Stalin en el Tívoli, se pudo comprobar que el presidente Montilla atrae a muchos menos lameculos que sus predecesores en el trono. Y también que al discreto nuevo príncipe audiovisual, Ferran Mascarell, se le sigue cultivando.
Todos los dictadores, con más o menos muertos en su agenda, nos seducen. Ese es el principal problema que presentan cuando se les lleva al libro, al cine o al escenario. Y sí, cuando Flotats se mesa el bigote que Stalin le ha dejado, y habla del pueblo, cuando dice y repite que la política es tomar decisiones, quizá está pensando en alguien más que en aquel feroz georgiano.

Tal vez está pensando en alguien más próximo, aunque ya muy lejano.

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