«El cine como intérprete no me satisface»
El actor y director catalán, Josep María Flotats, recibió ayer el I Premio Mayte de Teatro de Cantabria en la Sala Griega del Palacio de Festivales de manos del consejero de Cultura, Francisco Javier López Marcano, y la vicepresidenta de esta fundación, Gema Sánchez. El jurado, en el transcurso de una cena de gala en el Palacio de la Magdalena celebrada el pasado 6 de octubre, otorgó este galardón a Flotats por su papel en la obra 'La cena', de Jean Claude Brisville, en la que compartía protagonismo con Carmelo Gómez, que también fue finalista de este premio. El actor recibió una estatuilla diseñada por la escultura santanderina Amparo G. Godoy y un talón de 3.000 euros.
El consejero de Cultura alabó la trayectoria profesional de Flotats y aludió a los dos elementos que ensalzan la iconografía teatral: «Los libros para que seamos más libres y las máscaras, que por su origen etimológico del griego, nos hace más personas». López Marcano afirmó que en Cantabria «queremos hablar de teatro y que se escenifiquen obras de calidad, y para ello se está potenciando una red pública». El titular de Cultura finalizó con un 'guiño' cómplice: «Aquí está tu casa».
Flotats agradeció esta distinción y tuvo un recuerdo para todos los finalistas, «compañeros y compañeras de gran calidad y magnífica trayectoria». Reconoció la «excepcional labor» de la Fundación Mayte por su apoyo al teatro y recordó que ha actuado tres veces en Santander: «La última que estuve fue precisamente con 'La cena' en este auditorio».
El actor cumple 50 años en la escena teatral y ese ha sido uno de los motivos de su vuelta a los escenarios de Barcelona, su ciudad natal, con la representación de 'Stalin', una adaptación de la novela 'Una ejecución ordinaria' de Marc Dugain. Flotats, en el acto de ayer, lucía un bigote similar al del dictador soviético, «que como Hitler, es la encarnación del mal». El que fuera primer actor de Theatre de la Ville de París reconoció que hacía diez años «que no había creado algo en Barcelona, y me apetecía estrenar una función. Al final lo hice así, porque es mi ciudad y también me di cuenta de que el tiempo pasa».
El grupo Balaña, con el que le une estrecha amistad, le dijo que iba a montar la comedia 'Una maleta, dos maletas, tres maletas' en el Teatro Condal, «una comedia divertida e ingeniosa que la hizo en el cine Louis de Funes. Y dije ¿qué curioso! yo debuté haciendo esa obra, una año antes de irme a la Escuela de Arte Dramático de Estrasburgo, en un teatro 'de bolsillo' que ya no existe de 100 o 150 butacas. De eso hace, no es posible (mueca de fingida incredulidad), pues sí, 50 años».
De esta manera surgió la idea de celebrar los 50 años en el teatro: «Es una excelente oportunidad que me ha brindado el destino. Lo encuentro una bendición y una suerte inmensa de ejercer un oficio que he deseado hacer desde la adolescencia. Quizás con menos velocidad, pero con la misma pasión».
El Teatro Tívoli a su disposición
Otra de las razones por la que ha estrenado 'Stalin' en Barcelona, es que a nivel práctico y material, pudo disponer del Teatro Tívoli a su disposición, vacío, las 24 horas del día, desde el 1 de agosto hasta el 18 de septiembre, fecha del estreno mundial. «Tener durante este tiempo el teatro a tu disposición para montar el decorado, las luces y ensayar, es un lujo absoluto. No tenía esa posibilidad en Madrid en ese momento, donde he estado trabajando varios años».
Con relación a la diferencia entre el actor teatral y cinematográfico, Flotats aseguró con rotundidad que él se sentía «absolutamente al cien por cien del teatro. El cine como actor no me satisface».
Y trató de poner un ejemplo ilustrativo de la manera de trabajar en el mundo del cine: «Te levantas a las 5 de la mañana para ir a un maquillaje a 100 kilómetros. Hay que estar maquillado a los 8 de la mañana para de rodar, y luego debes esperar hasta las 9 de la noche para que te digan que se va a rodar el plano más importante de la película, y tienes que tener los ojos brillantes, de felicidad, llenos de luz. ¿Motor y acción! Y no lo puedes doblar porque el tiempo apremia».
Josep María Flotats aseguró que como actor «no me satisface el cine, siempre lo he pasado mal. No es que haya renunciado a propuestas excepcionales, pero no he hecho nunca nada para hacer cine. Si me han propuesto algo y estaba libre, y el director y el equipo me divertían, entonces he hecho alguna película».
«A mí -subrayó- me encanta el cine como espectador, pero no cambio ninguna obra de teatro por una película, a menos que resucite Bergman y me venga con un guión increíble, o Visconti, y diga 'sí, maestro, lo que usted quiera'. Pero esto no ocurrirá».
Flotats resumió su pasión por el teatro: «Cuando te dices ahora es el momento de empezar, el público está en las butacas, se levanta el telón y comienza la representación, se produce la excepcionalidad de una noche que queda en la memoria y en el corazón de un espectador».
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